En un fin de semana en el que los monoplazas de los pilotos españoles se veían menos perjudicados que en otros trazados del campeonato del mundo, Fernando Alonso ha hecho honor a los séptimos puestos de los entrenamientos libres y clasificatorios y lo ha repetido en carrera. El asturiano logra puntuar por tercera vez este año, mientras Carlos Sainz ha terminado octavo tras estar toda la carrera persiguiendo a Alonso.
La carrera no tuvo demasiada historia para los españoles, que partían desde la sexta y séptima posición y que intercambiaron el orden en el primer giro con un Alonso que hizo valer su experiencia y velocidad para adelantar a Sainz antes de pasar por meta por primera vez en el gran premio. A partir de entonces empezó la procesión digna del Hungaroring. Sin adelantamientos a lo largo de toda la carrera.
Sí hubo tensión entre los dos viejos conocidos, con Alonso por delante de Sainz desde esa primera vuelta hasta la bandera de cuadros y aguantando el primero la presión del segundo. Casi como si fuera una metáfora del interés de la Fórmula 1 en España y como si el bicampeón del mundo quisiera reafirmar aún su posición como el piloto más seguido en casa. Aún hay vida en el perro viejo.
Desafortunadamente para ambos, no les fue posible mantener las posiciones iniciales a Alonso y Sainz, puesto que Kimi Räikkönen hizo uso de si ritmo superior para adelantarles tras las paradas a boxes, relegando a los españoles a la séptima y octava posición en lugar de la sexta y séptima desde las que partían. Aún así y con una carrera sin apenas historia para ellos a pesar del tímido intento de undercut de Sainz, ambos pueden salir satisfechos.
Además y quizás más importante es el hecho que la octava posición hace que Sainz suba hasta la décima posición de la clasificación general, habiendo puntuado por octava vez en once carreras. y superando en Hungría a Nico Hülkenberg y Romain Grosjean. Alonso por su parte sube hasta la décimo tercera, pasando por encima de Daniil Kvyat.