La polémica de la normativa anti-Ogier o anti-dominio del Mundial de Rallyes está haciendo que hayamos pasado a cuestionarnos todos los resultados. Una victoria en el WRC sigue siendo una victoria. Meses o incluso años de trabajo, tanto por parte de los pilotos, como por los recursos humanos de cada equipo, y a la hora de la verdad… nos preguntamos si ‘merece’ o no ganar. No hay que volverse locos. Siempre se ha tenido que abrir pista durante las cuatro décadas del Mundial y siempre ha habido alguien al que le ha tocado bailar con la más fea (que nadie se me dé por aludido).
Nadie ha ocultado durante este tiempo que el actual reglamento de orden de salida a los tramos perjudica al mejor piloto, en este caso Sébastien Ogier, el cual, por primera vez en mucho tiempo terminaba un rally sin abandonos con un cero en su casillero. Su error fue eso, una simple anécdota para un piloto que siempre se ha caracterizado por ir al límite. Su ventaja en el campeonato hace precisamente que este no cobre mucha mayor importancia, tiene colchón suficiente para incluso cometer otro (no suele ser habitual más de uno por año en el caso del piloto de Volkswagen). ¿El reglamento? Queda claro que deberá cambiar, tal vez volver a 2015 y obligar a los pilotos que se reenganchan por Rally2 abrir pista los sábados sea un buen término medio. Hasta entonces… no restamos mérito a pilotos que simplemente están haciendo lo que deben, aprovechar la situación.
A pesar de que una vez la polémica le ha restado algo de protagonismo, como ya ocurriera tras su triunfo en el pasado Rally de Portugal, Meeke hizo una actuación excepcional. El norirlandés se ha desecho de su Mr. Hyde para quedarse únicamente con el piloto calculador, consistente y muy veloz que algunos como Yves Matton vislumbraron en él hace tiempo. El belga acertó, casi por obligación, con su decisión y el tiempo le está dando la razón. Kris es un buen piloto número uno y una buena baza a la hora de desarrollar coches. Queda por saber si es suficiente como para ser Campeón del Mundo con Ogier enfrente.
A la espera de ver cómo soluciona la FIA el tema del orden de salida, me sigue generando serias dudas el tema de la superlicencia, no por la posibilidad de dejar fuera a gente con sobrada experiencia como Martin Prokop, Ott Tänak o Elfyn Evans (que también), sino por un trato desigual a la hora de tomar una decisión tal vez condicionada. Estas dudas se han visto reforzadas al ver esta misma mañana a Khalid Al-Qassimi probando el Citroën C3 WRC. Si la FIA pone en tal de juicio a gente con un rendimiento superior, ¿se atreverán a dejar fuera al actual mecenas de la firma de los dos chevrones (o a hacerlo competir con un R5)?
Después de hablar de Kris Meeke y su brillante actuación en Finlandia, no podemos dejar de lado a sus dos acompañantes en el podio. Ya durante el rally dije en más de una ocasión que estábamos viendo a un Jari-Matti Latvala más conformista de a lo que nos tenía acostumbrados. El finlandés buscaba en casa su tercera victoria consecutiva, y a pesar de que tenía a Ogier y Mikkelsen marcándole la línea, lo cierto es que no terminamos de ver esas dosis de genialidad a las que nos tiene acostumbrados el piloto de Volkswagen cuando se encuentra inspirado.
De uno que mostró un ritmo menor del que esperábamos, a otro que sorprendió precisamente por todo lo contrario. No era la primera participación de Craig Breen en Finlandia. En sus anteriores salidas aquí no había tenido demasiada fortuna, sin embargo, esta vez fue distinta. La actuación del irlandés rozó lo que se esperaba de él y de su talento desde hacía tiempo. Su precocidad lo sitúo tal vez demasiado pronto en el Mundial y tras saltarse algún paso lógico, pero el ex de la Peugeot Academy supo gestionar su ritmo y la ventaja una vez llegado el momento, así como parar un posible último intento por parte de Thierry Neuville de llevarse su tan ansiado podio. El scratch fue el colofón a una actuación digna de elogiar, una actuación que para muchos llega demasiado tarde, mientras que para otros tal vez llegue en el momento oportuno (para decantar la balanza entre Lefebvre y él).
Con Ott Tänak fuera de la lucha por la victoria después de los pinchazos tempraneros y de carrera tras su accidente, el interés se centró en ver cuál de los pilotos Hyundai era más rápido. Neuville, en alza, se llevó la Power Stage y esta victoria anímica, mientras que Paddon todavía parece seguir reponiéndose de su victoria en Argentina y de los sustos sufridos en Portugal y Cerdeña. Ostberg por su parte no tenía con quién competir por ser el mejor Ford Fiesta RS WRC clasificado después de que Tänak, Camilli y Bertelli decidieran dar aún más trabajo extra a M-Sport. En cuanto al rally de Mikkelsen… irreconocible tal vez de lo que fue capaz en Polonia. El noruego se puso en la piel de Ogier y después de dejarse casi un minuto en dos tramos, hipotecó cualquier posibilidad de subir al podio en una jornada del sábado aciaga para él.
El que no defraudó de nuevo fue el WRC2. La categoría nos está deparando cerradas luchas por la victoria y aunque aquí Esapekka Lappi se destacó rápidamente, el enfrentamiento entre Tidemand (volcó en la Power Stage final), Suninen y otros hombres como Evans da vidilla a este Mundial de Rallyes que ya tiene el nombre del campeón prácticamente desde enero. Ole–Christian Veiby supo resistir a la revelación de este JWRC 2016, Simone Tempestini, para llevarse su primer triunfo del año, mientras que Max Vatanen se lleva el segundo premio de DMACK, el cual le permitirá competir en dos pruebas del WRC2 2017 con un Ford Fiesta R5 de M-Sport. Estos dos últimos nombres prometen ser los siguientes que darán el salto a la categoría telonera del WRC.
En menos de tres semanas llegamos al asfalto, al Rallye de Alemania, donde esperemos que Dani Sordo y Cohete Suárez regresen a sus monturas habituales y que no vuelva a repetirse la situación de Finlandia, un rally sin piloto españoles (la última vez fue en Australia 2014), en mucho tiempo. Por cierto, me gustaría aplaudir la iniciativa de organizar una ‘carrera’ de tractores, este tipo de eventos, que animan los días previos de competición es lo que sugería hace unos meses para la Fórmula 1.