Eso es lo que ha provocado también la cancelación de la prueba que se iba a disputar en el gigante asiático, con final en las faldas de la Gran Muralla, el próximo mes de septiempre. No parecía la mejor opción el introducir la cita China con calzador justo después del verano y apelotonar hasta tres pruebas en menos de un mes, sin embargo también era cierto que se trataba de la opción menos mala para permitir que los equipos gestionaran la logística que conlleva desplazar tanto los recursos humanos como el material necesario para afrontar una prueba del WRC.
El problema ahora es ese, el mes y medio de vacío que ha quedado entre el Rallye de Alemania y el Tour de Corse, parando por completo la actividad del campeonato y obligando a las formaciones a reestructurar su planing inicial. El sueño de marcas como Volkswagen o Citroën de introducirse a través de la competición en el cerrado mercado asiático se ha tenido que aplazar, al menos un año, siempre que la FIA crea buena opción la de mantener a China dentro del calendario para la temporada 2017 visto el hermetismo que han llevado los organizadores de la prueba durante los últimos meses (obviamente la cancelación por temas meteorológicos no es criticable, aunque algunos lo utilizaron como dardo envenado el año pasado con Córcega).
Este boquete no beneficia en el difícil reto de mantener el interés en el campeonato. Sin mucha emoción en lo que respecta a la lucha por el título, el WRC ha ganado en algo de emoción gracias a la ‘injusta’ normativa de orden de salida, manteniendo a los aficionados atentos a las sorpresas que se han dado durante los últimos meses. El interés que podría significar la aparición de un rally completamente nuevo (nada que ver con aquella prueba que se disputó en 1999 sobre tierra) se ha perdido, además de los aficionados/profesionales que se han quedado sin viaje o los gastos ya imposibles de subsanar que han tenido los equipos.
Tampoco estará la gran estrella china, Ma Qing Hua, del cual ya se había desvelado qué montura iba a utilizar para la ocasión, su debut en los rallyes. En concreto, el equipo Adapta había alquilado a Fiona, tal y como llamaba cariñosamente Martin Prokop a su Ford Fiesta RS WRC, coche que el piloto asiático, ex de Citroën en el WTCC y ahora en la Fórmula E, ya había podido probar tras un primer test con un Ford Fiesta R5 del equipo escandinavo. No habrá debut y tal vez hasta aquí haya llegado la corta aventura de Ma en la disciplina de los tramos…
