Este pasado fin de semana el Mundial de Rallyes olvidó por un momento polémicas tóxicas sobre el orden de salida, declaraciones poco afortunadas e insanas rivalidades para únicamente centrarse en la competición pura y dura. Curiosamente, esto llegó con una nueva victoria de Sébastien Ogier, seis meses después del último triunfo conseguido por el piloto francés de Volkswagen. Para ello tuvo que volver al asfalto y concretamente tuvo que esperar a la etapa del sábado para poder recurrir a su habitual estrategia de atacar en las especiales más largas, esta vez ayudado porque él era el menos perjudicado por la suciedad que había en el recorrido, ¡Qué casualidad!
Obviamente, no se puede compensar la ventaja en una prueba con seis rallyes abriendo pista sobre tierra, sin embargo, si se dice cuando se le perjudica, es de recibo hablar también cuando le favorece. En este caso le ayudó para asestar el golpe mortal que necesitaba en el Panzerplatte, obligando a un Andreas Mikkelsen menos competitivo que en la etapa del viernes a mirar por lo revisores y preocuparse más de defenderse de los ataques de Thierry Neuville y Dani Sordo, que de soñar por su tercera victoria en menos de un año. De nuevo rally sin fisuras para Seb y sabiendo marcar los tempos.
El momento de lucidez sobre asfalto del noruego duró eso, un día, aunque fue más que destacable su actuación sobre una superficie que exige mucho trabajo y esfuerzo a pilotos que tradicionalmente han sido muy rápidos sobre terrenos con mucho menos grip, buena muestra de ello es el propio Hayden Paddon en la actualidad o lo que le costó a Jari-Matti Latvala lograr un ritmo relativamente bueno sobre el alquitrán en el pasado. Es por ello que la baja de este últimofue un duro golpe para la emoción de un rally que se quedó algo huérfano sin el carismático piloto finés.
No es la primera vez que le pasa a Jari-Matti. Ya en Suecia, cuando se esperaba mucho de él, la transmisión le dejaba fuera de la lucha por la victoria en el primer tramo del viernes y aquí, un problema de caja de cambios le obligaba a tener que disputar el resto del rally (en este caso después de reengancharse por Rally2) sin un objetivo claro. Una larga travesía para tan poco premio, algo que suele afectar a la moral de cualquier deportista ambicioso que no se conforma únicamente con estar. También nos quedamos con las ganas de ver una batalla entre Tänak, Camilli, Lefebvre y Paddon por meterse entre los cinco primeros. La eliminación de los tres primeros hizo la vida más fácil para el neozelandés y el poco combativo Mads Ostberg aún más.
Las dos exigentes primeras etapas dejó la lucha Mikkelsen-Sordo-Neuville como el punto de interés más destacable en lo que restaba del rally. En esa situación, Sordo sacó a relucir su técnica sobre dicha superficie, esa vitola de especialista en asfalto que tiene. El cántabro atacó fuerte y aun así un motivado Neuville quiso reeditar el duelo de 2013 hasta el final. Finalmente dos Hyundai en el podio a pesar de los problemas de tracción que acusa. En el caso del español, el segundo puesto sabe muy bien tras el accidente que le privó de competir en Finlandia, pero para un piloto que fue capaz de poner contra las cuerdas a Ogier con aquel hierro que era el MINI JCW WRC de Prodrive en Alsacia, no deja de saberme a poco.
La poca emoción entre los participantes de la categoría absoluta, o más bien de otras luchas aparte de la mencionada anteriormente, nos permite fijarnos en los teloneros. Cierto es que en WRC2 y WRC3/JWRC tampoco hubo demasiada historia. Esapekka Lappi cometió muchos errores, pero ninguno de ellos fue tan grave como el que cometieron sus rivales, algo que puso en bandeja el triunfo para el finlandés. Cohete Suárez fue uno de los oponentes del piloto oficial de Skoda. Al volante de la versión no evolucionada del Peugeot 208 T16 R5 el asturiano compaginó excepcionales actuaciones con excesos de fogosidad que le penalizaron. El asturiano es muy rápido y lo está demostrando, pero tiene que terminar un rally sin problemas y errores si no quiere estancarse.
En WRC3, el recital que está dando Simone Tempestini no puede tener otra recompensa que el título tanto en este campeonato como en el Júnior… Por mucho que mi corazón siga deseando que Michel Fabre se corone campeón a los 62 años de edad. En cuanto a la despedida a Jost Capito, dentro de los despachos ha hecho una labor encomiable, siendo un pilar de los éxitos de Volkswagen durante el último año y medio. Fuera de ellos, alguna de sus declaraciones sobraban, por mucho que sea de los que defiende que todos podemos dar nuestra opinión. Querido Jost… Creo que no sabes lo que te viene encima con la Fórmula 1 si mantienes este perfil. Buena suerte.