El Gran Premio de Bélgica vivió un cambio importante tras la última edición en el circuito original de Spa-Francorchamps en 1970. Durante más de una década, la carrera en ese país se vivió en los comparativamente insulsos trazados de Nivelles y Zolder. Pero tras el accidente de Gilles Villeneuve en 1982 y con un nuevo trazado en Spa-Francorchamps listo para albergar un gran premio de Fórmula 1 de nuevo, el gran circo se desplazó allí ya en 1983.
El campeonato del mundo de Fórmula 1 llegaba a Spa-Francorchamps de nuevo a finales de mayo para lo que era la sexta cita de la temporada de 1983. Tras la victoria de Keke Rosberg en la carrera anterior en Mónaco, la clasificación general estaba especialmente ajustada con cuatro pilotos en tan solo siete puntos. Nelson Piquet encabezaba la clasificación con dos puntos de ventaja sobre Alain Prost, cuatro sobre Patrick Tambay y siete sobre el ya mencionado Rosberg.
El nuevo Spa-Francorchamps convenció a los pilotos, equipos y aficionados inmediatamente por su carácter rapidísimo que mantenía el espíritu del trazado original. Pero a diferencia de este, el nuevo circuito era mucho más seguro. Precisamente por ser un circuito tan rápido, a pocos sorprendió la pole position de Prost, con apenas once milésimas de ventaja sobre Tambay. Los motores Renault y Ferrari eran probablemente los más potentes en la época.
Tras ellos, Andrea de Cesaris había dado la sorpresa con una excelente tercera posición, compartiendo la segunda fila con Piquet. Mientras tanto, el primer motor atmosférico se encontraba en novena posición, con Rosberg a más de tres segundos de la pole position. Para los motores Cosworth aún en parrilla, no había absolutamente nada que hacer contra los propulsores turbo. La primera salida fue abortada al calar Marc Surer su coche en el momento de arrancar, con el objetivo de evitar caos en La Source.
Pero De Cesaris y Prost no se percataron y tomaron la salida con normalidad, peleando durante varias curvas hasta que vieron las banderas negras ondeadas a su paso y volvieron a la parrilla de salida. La segunda salida sí se produjo con normalidad y De Cesaris volvió a sorprender a Prost, tomando el liderato de la carrera. El piloto italiano iba de maravilla en el trazado de las Ardenas -algo que se mantuvo a lo largo de su carrera deportiva- y conseguía escaparse del joven talento francés. Mientras tanto, el motor de Riccardo Patrese cedió en la primera vuelta.
Siguieron varios abandonos en una carrera en la que las mecánicas sufrían. En cabeza, De Cesaris no tenía rival y se mantenía en primera posición. El orden siguió inalterado hasta las paradas en boxes, cuando un mal trabajo por parte del equipo Alfa Romeo hizo caer a De Cesaris hasta la sexta posición, aunque cuatro de los pilotos que rodaban por delante tenían que parar también a boxes y volvieron a pista por detrás. Lo importante era que en esa parada en la vuelta 18 se había perdido el liderato con respecto a Prost.
De Cesaris empezó entonces a marcar una serie de giros rapidísimos intentando alcanzar al líder de carrera para buscar la que habría sido su primera victoria en la Fórmula 1. El italiano conseguía recortar buena parte de la ventaja de su rival pero en la vuelta 25, a tan solo 15 para el final, su motor dijo basta. De esta forma, se esfumaban los sueños de De Cesaris, que a lo largo de su carrera deportiva solo en el Gran Premio de Bélgico de 1991 estuvo igual de cerca de conseguir una victoria -y también acabó abandonando por problemas técnicos-.
Al final, Prost vio la bandera de cuadros en primera posición con más de veinte segundos de ventaja sobre Patrick Tambay, su compatriota y rival por el título con el Ferrari. La tercera posición fue para Eddie Cheever, compañero de Prost en Renault, demostrando qué motores eran los más potentes. Piquet tuvo que conformarse con un cuarto puesto. Y en las últimas dos posiciones con derecho a puntos, los fiables motores Cosworth de los Williams les valieron a Keke Rosberg y Jacques Laffite la oportunidad de puntuar a pesar de la evidente desventaja en potencia.
El campeonato pasó a estar algo menos apretado entre los cuatro primeros clasificados, aunque Prost, Tambay y Piquet se mantenían con cinco puntos entre ellos. El Gran Premio de Bélgica sirvió para realizar el primer corte que separaría a los candidatos por el título de los demás. Solo René Arnoux conseguiría a lo largo del año meterse en la lucha gracias a sus tres victorias estivales. En cuanto a Spa-Francorchamps, tuvo que volver al «banquillo» en 1984 antes de quedarse con el puesto titular en 1985.