Para muchos, Roland Ratzenberger es simplemente un piloto sin apenas méritos propios cuyo «salto a la fama» se produce al fallecer el mismo fin de semana que Ayrton Senna en el Gran Premio de San Marino de 1994. Pero el piloto austríaco, que llegó mayor a la Fórmula 1, había tenido una interesante carrera deportiva en Japón. Uno de los puntos álgidos lo tuvo con la victoria en los 1000km de Suzuka de 1991, demostrando a Toyota que era un piloto a tener en cuenta en resistencia.
La carrera de 1000km de Suzuka de 1991 era la cuarta cita de la temporada del All-Japan Sports Prototype Championship, un certamen nipón centrado en los coches de resistencia del Grupo C. Aunque en años anteriores el campeonato había visto una gran cantidad de máquinas en pista, poco a poco este se había venido a menos y en general las parrillas apenas superaban los doce coches que tomarían la salida en Suzuka. En las carreras previas a la gran cita de la temporada el duelo entre Nissan y Toyota había avivado el campeonato.
Nissan se había llevado las dos primeras carreras del año, mientras que Toyota había reaccionado en la tercera. Aún así, era evidente que los primeros habían ganado con mayor contundencia y eran los grandes favoritos para la prueba estrella. Pero para sorpresa general, los tres Toyota 91C-V participantes en los 1000km de Suzuka clasificaron en las tres primeras posiciones en la parrilla de salida, estando los tres Nissan justo detrás. Ambas marcas competían con dos coches oficiales y uno privado aunque siempre con apoyo de fábrica.
La carrera comenzó con Andy Wallace marcando el ritmo a bordo del Toyota 91C-V número 37 del equipo TOM’S que había marcado la pole position. El piloto británico iba cómodo en cabeza y sin dejar demasiadas opciones a unos rivales que intentaban marcarle. Desafortunadamente para el equipo que se había mostrado más competitivo a lo largo del fin de semana, problemas con el depósito de gasolina de su coche les dejaron fuera de carrera tras tan solo 34 de las 171 vueltas previstas.
El liderato cayó entonces en manos del Nissan R91CP número 23 que compartían Kazuyoshi Hoshino y Toshio Suzuki. A pesar de haber marcado solo el cuarto mejor tiempo en la sesión clasificatoria, en carrera su ritmo era constante y la experiencia de sus dos pilotos les dejaba bien situados para encabezar el grupo. Por detrás, ocho vueltas después del abandono del Toyota que había empezado liderando, el Jaguar XJR-11 del TWR Suntec abandonó con problemas eléctricos.
El Porsche 962C del Team 0123 y el Nissan R90VP del Team LeMans fueron las otras dos víctimas antes del ecuador de la carrera. De esta forma, quedaban en pista solo ocho coches aunque siendo las espectaculares máquinas del Grupo C, seguían haciendo las delicias del público local. Más allá de ver una lucha intensa por la victoria, los aficionados nipones se quedaban con ver a los mejores pilotos de casa en algunas de las mejores máquinas de resistencia competir junto con abudante talento extranjero.
Parecía que la carrera estaba decidida a favor de Nissan cuando tras cinco horas y media de carrera y a falta de tan solo nueve giros para el final, el Nissan número 23 que encabezaba la carrera sufrió una salida de pista en la primera curva. El Toyota 91C-V de Ratzenberger venía presionando en segunda posición y ello había llevado al líder al error. A falta de menos de veinte minutos para el final se había producido un vuelco en la situación de carrera y esta quedaba en manos de Toyota.
Con casi una vuelta de ventaja, el Toyota número 38 del equipo SARD solo tuvo que mantenerse en pista sin arriesgar en esas últimas vueltas para llevarse una inesperada pero merecida victoria. Tanto para Roland Ratzenberger como para Pierre-Henri Raphanel y Naoki Nagasaka, era una victoria especial por ser el primer triunfo de los 1000km de Suzuka. Ninguno de ellos repitió, pero ese día estuvieron en la cima de todo Japón, ganando la carrera más importante del año.
Tras los vencedores, Volker Weidler y Akihiko Nakaya fueron segundos con el Nissan R91CK privado mientras que el coche oficial superviviente de Masahiro Hasemi y Anders Olofsson fue tercero. Toyota había ganado una carrera tanto por ritmo como por estrategia al forzar a los líderes. Al final y con un total de tres victorias, el título acabó en manos de Hoshino y Suzuki por apenas dos puntos. Pero como suele decirse en estos casos, estas ya es una historia para otro día.