Tras la presentación en sociedad del nuevo Lexus LC500 que la marca japonesa usará en el Super GT en 2017, el siguiente paso era realizar el «shakedown», su primera toma de pista para comprobar que la máquina funciona como debe. Ayer el circuito de Suzuka fue testigo de las primeras vueltas del LC500 junto al Nissan GT-R que competirá en el certamen nipón el próximo año.
Los dos coches vistos ayer en Suzuka muestran las claras diferencias de aerodinámicacon respecto a los usados entre 2014 y 2016. Alerones traseros más grandes, frontales algo más largos y un difusor trasero reducido. Se espera de esta forma reducir la velocidad de paso por curva de los coches del Super GT, que en 2016 habían llegado al punto de marcar en Fuji tiempos comparables a los LMP1-L. Un pequeño atractivo que perderá el campeonato, al ser algo más lentos.
En el caso del LC500, el coche es prácticamente el mismo que se vio en agosto durante los 1000 km de Suzuka, mientras que el Nissan GT-R sí tiene algunos cambios más puesto que sobre todo la parrilla frontal ha sido modificada para parecerse más al nuevo modelo comercial que saldrá a la venta de cara al año 2017. Mientras tanto, la única marca que aún no ha mostrado su coche para el GT500 del Super GT es Honda, aunque debería seguir con su NSX.
