La realidad es que habrá quien diga que Shelby no es un constructor de coches como tal, puesto que algunos de sus modelos más famosos eran en realidad preparaciones de máquinas de otras marcas. Pero lo cierto es que en varios de los mencionados modelos, Carroll Shelby fue clave en su desarrollo original y además, sus preparaciones a menudo acababan siendo lo suficientemente distintas como para merecer una consideración a parte. En cualquier caso, está claro que Shelby es algo especial.
Shelby Cobra – Gran Turismo
Cuando uno piensa en y habla de Shelby, el primer nombre que viene a la cabeza a continuación es el de una serpiente. La cobra. El Shelby Cobra es sin duda uno de los coches americanos más famosos. El coche nació de una necesidad de Shelby, que buscaba un coche de carreras radical para Estados Unidos. De esta forma, fue a Gran Bretaña a pedir un chasis que pudiera albergar un motor V8 a la AC Cars. Allí le respondieron que no había problema… siempre que hubiera motores disponibles. Nadie quería trabajar para que los coches no rodaran.
El siguiente paso se completó cuando Shelby habló con Ford y les convenció para que les cedieran motores para los Cobra. Había nacido una leyenda. El debut competitivo se produjo en 1962 y durante toda la década se mantuvo como una de las puntas de lanza en el mundo de las carreras. Su principal escenario fueron las competiciones de la SCCA, aunque llegó a tomar parte en las 12 horas de Sebring, la Targa Florio e incluso en las 24 horas de Le Mans. En este caso, el coche fue carrozado para que fuera mejor en términos aerodinámicos aunque también en seguridad.
El Shelby Cobra se mantuvo en activo más allá del fin de los años 60 y de hecho su última carrera sin ser un coche histórico se produjo en la Stuttgart de Estados Unidos. La historia de un modelo mítico fue mucho más allá en términos de calle pero en lo que se refiere a las carreras, tuvo que conformarse con poco más de tres lustros. Algo increible con más de 500 carreras disputadas a lo largo de 16 años de carreras a ambos lados del océano Atlántico. El Cobra tuvo a pilotos míticos de la época en sus ‘cabinas’, como Ronnie Bucknum, Chris Amon, Bob Bondurant o Dan Gurney.
Shelby Daytona – Gran Turismo
El Shelby Daytona es en realidad conocido de forma más específica como Shelby Daytona Cobra Coupé, por lo que puede entenderse como una extensión del Cobra estándar. Pero cuando las modificaciones hacen que ni siquiera llegue a parecerse tanto de dentro como de fuera, el hecho de que use un nombre distinto parece ser prácticamente una bendición que permite a un coche con un ‘apellido’ tan evocador brillar con luz propia. El Daytona fue creado con un objetivo en mente; el de batir a los todopoderosos Ferrari 250 GTO en la categoría reservada a los coches de Gran Turismo.
Solo seis unidades se llegaron a fabricar de un coche singular que compitió a lo largo y ancho del mundo con el objetivo de proclamarse campeón. Lo consiguió en su categoría en 1965, obteniendo el mayor éxito de Shelby -como marca- en el mundo de las carreras. El Daytona habría podido evolucionar más pero Ford le encargó a Carroll Shelby parte del trabajo en el Ford GT40 que tenía que ganar en Le Mans y su pequeño GT quedó dejado de lado a pesar de sus buenos resultados. El coche compitió a lo largo de las temporadas de 1964 y 1965, retirándose tras finalizar su segundo año.
Entre otros éxitos, el Shelby Daytona se impuso en su categoría en las 12 horas de Sebring y las 24 horas de Le Mans de 1964, además del Tourist Trophy y el Tour de France. Repitió gesta en 1965, añadiendo victorias en Monza, los 1000 km de Nürburgring y las 12 horas de Reims, siempre en su propia categoría. Aunque al final el Daytona tuvo una vida corta, se convirtió en uno de los coches más representativos de la marca en el mundo de las carreras. Tras su paso por los circuitos, aún tuvo una segunda vida en Bonneville, donde fue a obtener récords. Llegó a ostentar 25 distintos.
Shelby GT350 – Varios
Paralelamente a la participación del Shelby Daytona en el mundo de las carreras europeas y americanas, la marca también se centró en otros vehículos. La preparación del espectacular Ford Mustang trajo al Shelby Mustang. Una de sus versiones más particulares fue la del GT350, suficientemente especial como para merecer un nombre de modelo propio. Lo que muchos desconocen es que este modelo fue casi tan popular en los circuitos como el mismísimo Cobra, compitiendo en centenares de carreras a lo largo de su vida útil.
El Shelby GT350 centró casi toda su atención en el mundo de las carreras en el campeonato SCCA norteamericano y en carreras de categoría de producción. Aún así, su competitividad lo acabó mandando a Europa, donde también estuvo en circuitos como Monza, Nürburgring o Brands Hatch. De hecho, llegó a estar en la Targa Florio y en las 24 horas de Le Mans aunque los resultados nunca estuvieron a la altura de los mejores días del Cobra o sobre todo del siempre rapidísimo Daytona que había encandilado al público en tiempos recientes.
El GT350, que había empezado su carrera deportiva en 1965, siguió compitiendo hasta finales de la década de los 70 y a menudo había alguna unidad tomando la salida en las 12 horas de Sebring. Una muestra de su buen rendimiento es su participación con éxito en las 24 horas de Daytona de 1980. En ese entonces, en su décimo sexto año de vida el GT350 llegó hasta la vigésimoctava posición final de carrera. Fue toda una demostración de capacidad y de velocidad, aunque el intento no tuvo réplica al fallar para clasificarse para la carrera de 1981.
Shelby GT500 – Gran Turismo
El Shelby GT500 es en realidad una versión más salvaje de la preparación del famoso Mustang que tantos corazones robó en los años 60. Si la versión 350 ya era agresiva, la 500 quería golpear mucho más fuerte. La idea era razonable y el intento pudo valer la pena pero en ocasiones, la lógica no va de la mano del mundo de las carreras. Con una máquina que lucía un motor con bastante más capacidad, no debía haber preocupaciones sobre su rendimiento, que estaría a la altura.
Pero el resultado final fue un desastre. El coche era demasiado complejo a nivel mecánico y sufrió todo tipo de problemas técnicos a pesar de los intentos de Carroll Shelby y su equipo de hacerlo funcionar. El debut en el mundo de las carreras del GT500 llegó en las 12 horas de Sebring de 1971 pero la fiabilidad no estuvo a la altura e impidió que la primera unidad competitiva de este modelo llegara a ver la bandera de cuadros. Hubo que esperar hasta 1972, para volver a verlo en pista.
Incluso entonces, solo compitió en dos carreras, terminando una de ellas más allá de la quincuagésima posición mientras que la otra volvió a ver un abandono. La temporada de 1973 trajo un nuevo intento de ir bien en Sebing con hasta tres coches en pista. El mejor terminó en trigésimosexta posición final, algo que a todas luces era insuficiente. La participación en las 3 horas de Daytona trajo una nueva decepción al quedar en trigésimoctava posición. De esta forma, el GT500 se retiró de las carreras.
Shelby Can Am – Sport-Prototipo
La historia de Shelby suele estar atada a coches de carreras de los años 60 y 70. Lo que muchos no saben es que, puesto que la compañía sigue en activo, hubo máquinas mucho más modernas. El mejor ejemplo es el último coche de carreras de Shelby, diseñado y producido a principios de la década de los 90. El Shelby Can-Am se estrenó en 1991 tras ser fabricado por Racefab en un acuerdo con la propia Shelby. El coche fue concebido como un pequeño prototipo para que la SCCA tuviera una categoría de este tipo tras la desaparición de la Can-Am.
El coche trajo consigo una categoría monomarca que se mantuvo en activo entre 1991 y 1996, permitiendo el debut profesional a pilotos como Memo Gidley. Con el tiempo, algunas unidades del Shelby Can-Am fueron modificadas para competir en otras categorías que no fueran la suya propia. Una de ellas compitió en el IMSA en 1993 pero tras dos carreras desastrosas y sin conseguir ver la bandera de cuadros, el coche fue devuelto a su especificación original tras haber sido preparado para el certamen norteamericano.
Tras finalizarse su aventura dentro del campeonato monomarca en Estados Unidos, los Shelby Can-Am fueron mandados a Sudáfrica, donde formó una nueva categoría propia que aún se mantiene en activo hoy en día compitiendo en circuitos como Welkom y Kyalami. El mundo de las carreras puede ser extraño a veces y no hay duda de que el hecho de que los coches de la marca Shelby encontraran en Sudáfrica un lugar para competir es prueba de ello. Pero con la tradición que hay en el país en lo que se refiere al mundo de las carreras, casi no debería sorprendernos.
Actualmente Shelby sigue en funcionamiento aunque sus actividades se centran más en la preparación de modelos de otras marcas -como tradicionalmente aunque a un nivel algo menor-, sobre todo en cuanto a coches de calle. El mundo de las carreras han desaparecido del día a día de Shelby y con la ausencia de su fundador, que falleció en 2012, no parece que las cosas vayan a cambiar. A pesar de todo, la tradición como preparador de Shelby sigue intacta y ¿quien sabe? Puede que una vuelta a la competición esté más cerca de lo que pensamos.
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