Tras tres días de intenso trabajo, llega un día emocionante y lleno de cosas por hacer… pero irónicamente, no el de más trabajo. A diferencia del viernes y el sábado, donde hay rodaje en momentos distintos y muchas declaraciones por tomar, el domingo toda la acción se focaliza en la carrera. Sí, es el momento de más tensión del fin de semana y es donde se deciden las cosas. Pero paradójicamente, hay menos que hacer antes y después -hasta cierto punto; las televisiones siguen teniendo muchas actividades el domingo tras la carrera… pero esas son las reinas del mambo-. Llega el momento de vivir el último día del Gran Premio de Singapur 2016.
Como prólogo del día, hay que mencionar la experiencia final del sábado. Ya en la madrugada del domingo, el diluvio que cayó sobre el circuito de Singapur fue espectacular. Una auténtica tormenta tropical que llegó justo en el momento de salir del circuito. Sin paraguas disponible -primer error de estrategia-, el equipo de Diariomotor Competición se encontró aislado en la sala de prensa del Marina Bay Street Circuit sin poder finalizar la jornada. Hubo que esperar cerca de hora y media a que la lluvia amainara para poder salir al exterior… con el problema añadido de encontrarse con un suelo empapado que hacía que andar con zapato ligero -segundo error de estrategia- fuera una verdadera pesadilla.
Afortunadamente, la situación no fue a mayores y el domingo pudo empezar en condiciones, con las primeras carreras del día y un clima especialmente húmedo, más que los anteriores. Eso hizo que durante un tiempo se llegar a contemplar la posibilidad de que lloviera en algún momento de la tarde o noche pero no fue el caso. El calor y la humedad de Singapur no cedieron cuando llego al circuito por última vez este fin de semana, el calor es de nuevo imponente. El relativamente breve paseo de la estación al circuito es suficiente para llegar empapado de sudor -¿demasiados detalles?-. Gracias a Diós -a cualquiera de los que haya en Singapur-, la sala de prensa está climatizada y la temperatura es perfecta, sin frío ni calor.
Pero antes de llegar a la sala de prensa, toca hacer el paseo de rigor, sobre todo siendo como es hoy el día de la carrera. El bullicio del estrechi paddock de Singapur le da al lugar un aspecto efervescente en el que tan pronto me cruzo con Jackie Stewart haciéndose una foto con varias chicas locales con aspecto de modelo como veo a los sudorosos mecánicos de algún equipo cargar con parte del material que hay que tener preparado para el gran premio. Todo esto sin olvidarnos de los periodistas que, como yo, van a la caza y captura de cualquier información interesante y sin dejar de lado a las televisiones, los varios VIPs… en fin, una locura que no es distinta a lo que se puede ver por televisión pero sí impresiona.
Lo que también impresiona es que en Singapur, a pesar del estatus del gran premio como «Mónaco del Este», no he tenido la impresión de ver una cantidad tan desenfrenada de personajes de esos que solo están para lucir el palmito, para pasarlo bien y para ocupar espacio. Cierto es que en tiempos recientes Bernie Ecclestone ha intentado reducir la presencia de «parásitos» en el paddock pero aún así me pareció bastante más digno de un campeonato de automovilismo lo visto este fin de semana en Singapur, hecho que siempre es celebrable. Tras el «paseito», vuelvo a estar en la sala de prensa y tras seguir las carreras de soporte y el progreso de los hermanos Oriola en el TCR, llega el «build up» del gran premio.
Hay trabajo en la sala de prensa pero es un trabajo que se da con relativa tranquilidad. Y finalmente llega el momento que todos y cada uno de los periodistas que hay en la sala -además de las decenas de miles de aficionados en el circuito- llevan esperando todo el fin de semana: la salida del gran premio. La primera exclamación global llega con el toque en la salida que termina con Nico Hülkenberg contra el muro. Hacía varios años que no había una «bofetada» antes de llegar a la primera curva. Mi memoria me dice que podría ser en Japón en 2010, entre Vitaly Petrov y el propio Hülkenberg… pero hubo otros momentos en los que la sala de prensa reaccionó de forma uniforme, como cuando se vitoreó la lucha entre Kvyat y Verstappen o los aplausos tras adelantar Räikkönen a Hamilton.
Al final, la conclusión es que a los periodistas que siguen la Fórmula 1 les gustan las situaciones «polémicas» o que permiten escribir historias más interesantes. Es inevitable, al final todos siguen -seguimos- siendo aficionados al automovilismo o a la Fórmula 1 y las situaciones que se salen de lo habitual entusiasman. La carrera entretiene y al terminarse, disfruto de los fuegos artificiales… aunque no los veo enteros ya que hay trabajo que hacer. Pronto vendrá el podio y tras él, una rueda de prensa en la que los tres pilotos muestran facetas interesantes de su personalidad. Nico Rosberg insiste por activa y por pasiva que él no piensa en el campeonato, solo en disfrutar de la victoria. Mientras tanto, Ricciardo asegura que lo intentó todo y por lo tanto está satisfecho. Solo a Hamilton se le nota bastante más pasivo.
Tras el ritual de la rueda de prensa, vuelvo con mi material para apuntar datos y acabar el trabajo que queda del gran premio. Una vez más se nos hacen altas horas de… bueno, en realidad llegamos a la mañana. Así es Singapur. Pero tras unos días de horarios extraños y de trabajo en aquello que más nos apasiona, llega ahora la oportunidad de tomarse un merecido descanso. Salgo del circuito y aunque algunos se van de fiesta al Amber Lounge, un servidor no lo hace. ¡No todos tenemos la suerte de conocer a gente de tan alto nivel dentro del mundillo! Para ir a la fiesta, hay que tener invitación. En parte soy afortunado, puesto que podré tener los ojos cerrados antes que muchos. Hay que saberle ver el lado positivo a las cosas, ¿no?
Como siempre que piso un circuito, la experiencia ha valido la pena. Este 2016 está siendo particularmente movido y tras tener la oportunidad de haber visto carreras desde dentro en dos continentes distintos, Asia se convertía este fin de semana en el tercero de la temporada. Singapur fue todo aquello que esperaba antes de ver el gran premio desde dentro: único, particular, bien organizado y muy plástico. Afortunadamente, tendré la oportunidad de contrastar lo visto en Singapur con la siguiente carrera del campeonato, en Malasia. Un servidor sigue la Fórmula 1 en su gira particular del sudéste asiático, antes de volver para casa. Para muchos serán solo dos carreras dentro de un mundial. Para algunos, esas dos carreras pueden ser uno de los momentos del año. Nos seguimos leyendo.