No es un secreto que la firma del león está buscando un nuevo proyecto deportivo para el momento en el que finalice el asalto al Dakar. La pasión por las carreras de Carlos Tavares es una buena señal para los aficionados más leales a Peugeot y más después de la confirmación por parte del CEO de PSA de que ya se han alcanzado dos de las tres condiciones necesarias para el regreso al Mundial de Resistencia.
A punto de cumplirse cinco años de su salida en 2012 (año en el que estalló la crisis económica), el propio Tavares no ha descartado la posibilidad de entrar con un LMP1 en el futuro siempre y cuando se contengan los gastos que se están alcanzando dentro de la resistencia y con la posibilidad hacer una entrada paulatina pasando por el Garaje 56. Los datos apuntan a que antes de su salida, Peugeot Sport estaba invirtiendo hasta 50 millones de euros por año en su programa dentro del Mundial de Resistencia, algo que se ha disparado en la actualidad hasta más del doble.
Me he marcado tres condiciones para el posible regreso de Peugeot a las carreras de resistencia. La primera fue enderezar económicamente al Grupo PSA y el objetivo ha sido alcanzado. En la primera mitad de 2016, PSA fue el cuarto fabricante mundial. Hace dos años, el Grupo estaba casi en quiebra. La segunda condición era ganar el Dakar, algo que ya se ha conseguido. La tercera es la de detener la inflación de costes en los LMP1. Si pones x millones de euros, hay que asegurarse de que la rentabilidad es buena y mejor que los otros vectores tales como la publicidad en los periódicos o en la televisión. La siguiente pregunta es si el WEC trae más que el Dakar. La ventaja del WEX es dar rienda suelta a la innovación, pero el coste es significativo.
Obviamente, un regreso al Mundial de Resistencia significaría el cierre del que actualmente mantienen en el Dakar, ya que al igual que Citroën (en el WRC) y DS (en la Fórmula E), la política sigue siendo la de únicamente mantener un programa activo a nivel internacional.
Vía | SportsCar365