Tras la sorpresa del Gran Premio de Australia de 2009 con los dos coches de Brawn GP delante todo el fin de semana, la segunda carrera de la temporada en Sepang llegaba con la intriga de saber si lo visto en Melbourne era flor de un día o realmente los coches de Jenson Button y Rubens Barrichello podían mantenerse todo el año delante. Lo que nadie se esperaba era que el domingo iban a encontrarse con uno de los mayores diluvios de la historia de la Fórmula 1.
El fin de semana comenzó con relativa normalidad y el sábado el piloto más rápido fue Button, autor de una nueva pole position aunque esta asustaba algo menos al estar el Toyota de Jarno Trulli a menos de una décima. Detrás, Sebastian Vettel y Rubens Barrichello eran tercero y cuarto pero por sanciones, caerían varias posiciones. De esta forma, la segunda fila tenía a Timo Glock y Nico Rosberg. Los Ferrari seguían sufriendo y Fernando Alonso era apenas décimo -noveno en parrilla-, aunque segundo entre los coches con KERS, entonces aún usado por una minoría en la categoría reina.
La carrera comenzó con la pista seca aunque con un cielo que poco a poco se iba cerrando con nubes especialmente oscuras. Las retiradas se empezaron a producir pronto, con Robert Kubica sobreviviendo solo la primera vuelta antes de abandonar en la segunda con problemas en su motor. Tras la salida, Button había caído hasta la cuarta posición mientras que en cabeza se encontraba un sorprendente Nico Rosberg que era cuarto en parrilla. Jarno Trulli ocupaba la segunda posición pero la mayor sorpresa era la de Alonso, que ayudado por el KERS de su Renault se había situado tercero.
Poco tardó Button en dar cuenta de un Alonso que contaba con un monoplaza mucho menos competitivo, mientras Heikki Kovalainen se salía de pista y abandonaba en la zona trasera. En la primera ronda de paradas a boxes, tanto Rosberg como Trulli pararon antes que Button y este último pudo volver a pista por delante de sus rivales tras su propia parada, tomando la cabeza de carrera. Justo en esos momentos empezaban a caer las primeras gotas de agua, esperándose un gran aguacero que no debía tardar en llegar. Kimi Räikkönen se arriesgó y montó neumáticos rayados.
Pero desafortunadamente para el finlandés, la decisión había llegado demasiado pronto y se vio obligado a reducir el ritmo para evitar que los neumáticos se sobrecalentaran y acabara teniendo que parar de nuevo. En la vuelta 19 la lluvia era ya un hecho y la mayoría de pilotos pararon a poner neumáticos de agua. Curiosamente, prácticamente nadie reparó en el hecho que durante un tiempo no habría aún agua encharcada en pista y los neumáticos de agua empezaron a degradarse a pasos agigantados. De esta forma, quien salió beneficiado fue un Timo Glock que con neumáticos intermedios empezó a adelantar a sus rivales hasta ser tercero.
Viendo el buen rendimiento del hombre de Toyota, otros pilotos siguieron su ejemplo y pasaron de los neumáticos de lluvia extrema a los intermedios. Así se mantuvo la carrera en un circuito de Sepang que con el paso de las vueltas iba viendo cada vez más lluvia, con una cantidad de agua en el circuito espectacular. Pero lo peor no era la cantidad de agua en pista, sino las pésimas condiciones de luz que había en ciertas zonas del circuito como la recta de meta y la que venía justo antes de la última curva. Por ese cúmulo de circunstancias, dirección de carrera sacó la bandera roja en la vuelta 33.
Fue en ese momento, en el que Kimi Räikkönen protagonizó una de sus acciones más conocidas fuera de la pista. Mientras los pilotos esperaban para ver si la carrera se reanudaba, el finlandés fue visto en ropa de calle en el box de Ferrari tomándose un helado y bebiendo un refresco, señal inequívoca de que no iba a volver a correr aunque la carrera continuara. Aunque el campeón del mundo de 2007 fue duramente criticado por su acción, tanto él como su equipo explicaron que el coche había sufrido problemas técnicos y no habría podido tomar la salida en caso de seguir adelante con el gran premio.
Pero en cualquier caso al final la carrera no se reanudó y los espectadores de todo el mundo pudieron ver el momento exacto en el que un mecánico de Brawn GP le comunicaba a Jenson Button -en el cockpit de su monoplaza, preparándose para una posible continuación- que la prueba no iba a reanudarse y que era el ganador del Gran Premio de Malasia. Tras un encantado británico, Nick Heidfeld obtuvo la segunda posición, convirtiéndose en el primer piloto en subir al podio con un coche equipado con KERS. Tercero fue Timo Glock, que había aprovechado a las mil maravillas el uso de los neumáticos intermedios. La carrera es la tercera más corta de la historia y con 55 minutos de duración, una de las cuatro en durar menos de una hora.
Mientras tanto, Fernando Alonso fue décimo en una carrera que no le había favorecido y a pesar de la salida fulgurante, era evidente que el Renault R29 no era un coche competitivo. Había mucho trabajo que hacer. Quienes sí habían realizado el trabajo a la perfección eran los integrantes de Brawn GP y aunque la carrera repartió la mitad de puntos, Button se mantenía en primera posición del campeonato con 15 puntos por 10 de un Barrichello que había sido quinto en Malasia. Red Bull parecía tener la velocidad suficiente como para desafiar al equipo de Brackley pero Ross Brawn tenía un plan maestro para la temporada…