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Coches de competición para recordar: Chaparral

Chaparral es uno de los constructores de coches de carreras más recordados de los años 60 y 70, además de ser una de las marcas pequeñas más importantes en el mundo del automovilismo gracias a las innovaciones que a menudo incorporaron sus máquinas de carreras. Fundada por el ex-piloto de carreras Jim Hall, Chaparral se mantuvo en la cresta de la ola durante más de una década y con coches de carreras compitiendo desde los años 50 hasta los 80.

Chaparral 2A – Sport-Prototipo

Después del trabajo en el Chaparral 1, que en realidad no había sido diseñado ni fabricado por la marca de Jim Hall y era «solo» una preparación, a principios de los años 60 llegó el 2A, la primera versión de lo que se conoce como la «Serie 2» del constructor estadounidense. El primer Chaparral de pura cepa tenía un frontal afilado con las luces en el frente para evitar perder eficiencia aerodinámica a pesar de estar preparado para correr en condiciones de baja luz.

Adicionalmente, este prototipo abierto de tipo «barqueta» contaba con una parte trasera según los conceptos del «Kammback», lo que hacía todo su flujo de aire considerablemente más eficiente. El propulsor del S1, así como de todos los Chaparral, era Chevrolet -las dos marcas mantuvieron siempre una relación bastante estrecha-, lo que hacía que en cierta forma Chaparral fuera el equipo oficial de Chevrolet en los campeonatos del mundo de prototipos.

Tras añadir pequeños apéndices aerodinámicos para corregir un tren delantero muy suelto, llegaron las siguientes evoluciones del 2A que acabarían convirtiéndose en el 2B y el 2C. Chaparral empezó entonces a trastear con unas ideas que aplicaban conceptos de aviación y partes móviles que podían ajustarse desde el cockpit. Por norma general, no acabó de convencer a Hall pero las ideas se habían metido ya en su cabeza y una vez tuviera un coche competitivo, sabía lo que quería hacer.

Chaparral 2D – Sport-Prototipo

El Chaparral 2D fue el primer coche de la marca en contar con un techo cubierto, con lo que el piloto estaba en cierta forma en una cabina. Su debut se produjo en 1966 y compitió en el campeonato del mundo de resistencia, incluyendo pruebas de gran calibre como los 1000 km de Nürburgring en la que de hecho se llevó la victoria. Con Phil Hill y Joakim Bonnier a bordo, Chaparral había llegado al punto en el que podía pelear cara a cara con Ferrari y Ford por victorias.

También estuvo en las 24 horas de Le Mans aunque una desafortunada falta de fiabilidad hizo que el coche se retirara tras 111 vueltas. La máquina era especialmente ligera, con un motor al que le faltaba la potencia bruta de los grandes equipos pero lo compensaba con sus 924kg. Un peso pluma para los coches de resistencia de la época, lo cual iba muy bien en circuitos más pequeños o incluso en el desafiante Nürburgring pero no tanto en un trazado tan rápido como el de La Sarthe.

El Chaparral 2D había supuesto una experiencia de aprendizaje valiosísima para el equipo americano, que poco a poco iba recortando distancias con respecto a los pesos pesados del mundo del automovilismo. Pero a pesar de todo, Jim Hall había llegado a la conclusión de que el 2D tenía menos potencial que los modelos anteriores, con lo que a la hora de buscar el sucesor, no trabajó basándose en el 2D sino que lo hizo teniendo en cuenta el modelo 2C anterior. La revolución estaba a punto de llegar.

Chaparral 2E – Sport-Prototipo

Decir que el Chaparral 2E fue el causante de una de las revoluciones más espectaculares en el mundo del automovilismo sería quedarse corto. Cuando la nueva máquina del constructor americano se presentó en 1966, no hubo nadie que se quedara indiferente. Lo más espectacular del 2E era el enorme alerón trasero, esencialmente una ala de avión en miniatura invertida instalada en la parte trasera para darle al coche un agarre extra. La teoría era que si una ala de avión convencional ayuda a que un avión vuele, una ala al revés debería tener el efecto contrario.

Dicho alerón podía moverse a través de un pedal en la cabina. Ello permitía que el piloto tuviera el alerón en una posición plana en las rectas y en una posición de más resistencia aerodinámica en las curvas, algo que se parece espectacularmente en concepto al DRS usado por la Fórmula 1 hoy en día. Pero más allá de un invento que en cuestión de dos años ya estaba en la Fórmula 1 y que poco tardaría en aparecer por el mundo de la resistencia en otros coches, el Chaparral 2E tenía otras innovaciones interesantes. Una de ellas era el desplazamiento de los radiadores de su posición tradicional al frente del coche hacia la parte trasera.

Esto reducía la superficie de la carrocería en el frontal del coche, mejorando su penetración. A su vez, el flujo de aire que llegaba a los radiadores podía llegar a ser más elevado, refrigerando el motor incluso mejor que con el sistema habitual. El único triunfo del coche llegó en la cita de la Can-Am en Laguna Seca, con Phil Hill al volante. Era un lugar ideal para el coche, que contaba con un motor Chevrolet de 5.300 centímetros cúbicos donde los rivales pasaban de los 6.000 o incluso los 7.000, aunque como siempre el Chaparral era más ligero. Para Jim Hall, el 2E es el coche favorito de la historia de la marca.

Chaparral 2J – Sport-Prototipo

Pero si se habla de Chaparral y las sorprendentes innovaciones, está claro que el rey es el 2J de 1970. Presentado a finales del año anterior, sorprendió por su extraño aspecto y los enormes ventiladores en la parte trasera. Estos tenían una función esencial en el comportamiento del vehículo pero para ello, necesitaban contar con un elemento estrenado por esta máquina y que acabaría llegando a la Fórmula 1 casi una década después: el efecto suelo. El Chaparral 2J tenía faldas de plástico en los laterales que ayudaban a sellar la parte inferior del mismo.

Junto a estas faldas, los dos ventiladores -provenientes del motor de un tanque- expulsaban el aire de debajo del coche, creando un vacío que ayudaba a incrementar el agarre. A diferencia de la aerodinámica que depende del aire, el agarre extra no disminuía a baja velocidad y por lo tanto el coche era capaz de maniobrar igual de rápido en curvas lentas como en las zonas de alta velocidad. Jim Hall había tenido una idea espléndida y cuando el coche debutó en la primera carrera de la Can-Am en la temporada de 1970, quedó claro que no se equivocaba.

El 2J clasificó unos dos segundos por delante del rival más cercano en prácticamente todos los circuitos. El único «pequeño» problema era que el potente motor junto con el esfuerzo excesivo al que estaba sometido el coche trajeron multitud de problemas técnicos. Podría haber cambiado la historia por completo pero la SCCA lo prohibió en parte por la presión que ejercía McLaren al decir que técnicamente los ventiladores eran elementos aerodinámicos móviles y el coche no pudo volver en 1971, ni tampoco ninguna otra máquina con una evolución del aún joven concepto.

Chaparral 2K – IndyCar

Pero Jim Hall no se olvidó del efecto suelo y con el paso de los años y la ayuda de John Barnard como diseñador jefe, desarrollaron un monoplaza para competir en la IndyCar. En efecto, el Chaparral 2K contaba con efecto suelo basado en los conceptos utilizados en la Fórmula 1 -no en vano eran los monoplazas más rápidos del mundo-. En los especialmente lisos circuitos norteamericanos, el efec suelo era una auténtica bendición en concepto y aunque nunca se explotó al máximo, los resultados fueron buenos.

El coche debutó en 1979 y compitió hasta 1981, cuando los rivales empezaron a evolucionar demasiado y dejaron al 2K como un anciano veterano de guerra. En total el monoplaza, último coche de carreras diseñado por Chaparral, obtuvo seis victorias habiendo participado en veintisiete carreras. El triunfo más importante fue el de las 500 millas de 1980, con Johnny Rutherford al volante. El piloto de Kansas ganaría también el campeonato de la CART, demostrando el nivel del 2K.

En realidad y más allá de los éxitos, el coche era tan popular en Estados Unidos que sus victorias lo elevaron a la categoría de leyenda, con la decoración de Pennzoil usada en 1980 convirtiéndose en una de las más queridas dentro de la historia de las carreras de monoplazas en Estados Unidos. Era el último coche de Chaparral, que siguió en las carreras aunque sin fabricar sus propios coches al ver que los rivales contaban con más recursos, lo que les facilitaba el trabajo.

Tras el fin de la actividad de Chaparral como constructor, Jim Hall mantuvo a su equipo en la IndyCar a lo largo de los años 80 y buena parte de los 90 pero al llegar el final de temporada de 1996, decidió poner punto final a la aventura. La marca es técnicamente propiedad de General Motors pero se trata más de una cuestión de nombre y el único coche nuevo de la marca Chaparral desde el 2K es el 2X diseñado por el equipo de Chevrolet para aparecer en el videojuego Gran Turismo 6. Se trata de un modelo virtual y de hecho, irrealizable con la tecnología actual. Parece difícil que Chaparral vuelva a las pistas pero siempre nos quedarán los recuerdos de sus innovaciones.

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