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El WTCC podría adoptar el reglamento Class One en un futuro próximo

¿Podría estar el automovilismo a punto de ver el retorno del mismo concepto usado para el ITC de mediados de los 90? Según parece, no es una idea descabellada ya que el WTCC está planteando la adopción del reglamento Class One en el que están trabajando el DTM y el Super GT en un futuro próximo. De ser cierto, dicha normativa técnica común haría que tres de los campeonatos de turismos más relevantes del mundo estrecharan sus relaciones y por consiguiente, abrieran la puerta a la presencia de los distintos fabricantes en todos los certámenes.

La primera fecha de la que hablan los rumores es 2018, aunque parece poco realista sino directamente imposible, teniendo en cuenta que en el DTM no va a introducirse hasta 2019 como muy pronto tal y como contó Dieter Gass el pasado fin de semana en Hockenheim. Si marcas como Audi, Mercedes y BMW no ven factible tener los motores 2.0 turbo para 2018 a pesar de estar los chasis ya dentro de la normativa acordada con el Super GT, es difícil que ciertas marcas del WTCC puedan tenerlo todo listo para entonces. La lógica detrás del rumor es que la normativa actual, el TC1, llega a su fin en 2017.

 

Hay que tener en cuenta que los fabricantes del Mundial de Turismos están en este campeonato en parte por los gastos menores en comparación con otras categorías. Esto implica que los presupuestos que se manejan para competir y desarrollar sus máquinas son menores que los que vemos en campeonatos de altos vuelos como el DTM y el Super GT. Donde Honda no tendría problema al poder usar su NSX Concept-GT, Lada y Volvo podrían necesitar replantearse su estrategia… y quien sabe si tomarían parte en el «nuevo» WTCC.

La consecuencia inmediata sería la pérdida de relevancia del DTM y el Super GT, que podrían acabar relegadas a «meros» campeonatos regionales por debajo del WTCC. Por otra parte y si mantuvieran un formato distinto al Mundial de Turismos, no sería descartable que la convivencia fuera más fácil de lo que se puede imaginar en un principio. A pesar de todo, la posible entrada de la normativa Class One al WTCC deja en una posición precaria a los privados de este campeonato, que podrían desaparecer.

El problema principal viene por los precios: un coche del DTM tiene un precio de 1 millón de euros… sin contar en el gasto de la marca en cuanto a investigación y desarrollo ni tampoco el dinero que hay que poner para que el coche esté en pista, el mantenimiento a lo largo del año, etc. Por otra parte, una normativa de este calibre podría atraer el interés de varias marcas que no están hoy en día en el Mundial de Turismos, además de equipos privados con suficiente potencial económico. En cualquier caso, sería una forma de desmarcarse de los turismos del TCR.

Haciendo hincapié en las palabras de Gass, una normativa común no multiplicaría el número de coches existentes por cada marca -aunque sí podría acabar sumando alguna unidad-, sino que repartiría los existentes entre los distintos campeonatos. El mayor atractivo estaría seguramente en ver a las marcas japonesas y alemanas batallar en un escenario común… dando la bienvenida a cualquier otro fabricante que se apunte a la fiesta. Y hay que tener en cuenta que si el Class One se acaba aplicando al WTCC además del DTM y el Super GT, la fiesta será realmente atractiva.

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