Tomando como referente las palabras escritas en la crónica de clasificación, se puede confirmar el idilio de Stefano Comini con el Circuito da Guia de Macao. Por segunda temporada consecutiva, el piloto suizo consiguió darle la vuelta a la clasificación para proclamarse campeón, único hasta ahora, de las TCR International Series. Todo ello logrado, eso sí, en un despropósito de carreras que bien merecerían una impugnación.
Los veteranos de Macao son conocedores del desastre que puede ser una carrera aquí, pero lo visto en esta resolución de campeonato supera con creces cualquier predicción catastrófica, ya que el solo hecho de calificar de carreras a lo visto en pista sería falta al respeto a la memoria de la competición. En la primera de las dos carreras disputadas de forma consecutiva, una bandera roja apareció durante la primera vuelta después de ser neutralizada la carrera tras el safetycar. Uno de los pilotos inscritos en esta cita final, Chi Lun Tang, tuvo un fuerte golpe en Police, requiriendo la presencia de la ambulancia. Una situación plausible en este circuito, más cuando permites correr a pilotos de esta índole mientras le deniegas la máxima a pilotos del nivel de Rob Huff. Lo que es menos comprensible es que el cronómetro no se detenga, y la prueba consuma su tiempo con los pilotos en boxes. Tras menos de una vuelta con bandera verde, la prueba se relanzó con 6:20 de tiempo restante. Antes de la propia bandera verde, otro piloto local, Hon Kei Lou, se estrellaba en Fisherman’s mientras en la curva de Lisboa se desencadenaba el drama.
Mato Homola emparejado con el hasta entonces líder del campeonato, James Nash, intenta trazar la curva por fuera. Sin espacio, impacta en las barreras, y de rebote, con el propio Nash, ocasionándole daños fatales en la suspensión trasera. Hasta seis vehículos se vieron afectados por la montonera provocada por Homola, lo que provocó una nueva presencia del safetycar tras solo 80 segundos de bandera verde. El safetycar se mantuvo hasta la última vuelta, donde se dio otra situación dantesca. Nadie mostró bandera a cuadros a los pilotos mientras organización daba por finalizada la prueba. En las curvas, algunos comisarios ondeaban banderas verdes mientras otros vitoreaban a los participantes como si la prueba hubiera finalizado. Para acabar con cualquier tipo de duda, la organización sacó bandera roja, provocando la ira de Comini, que repitió no menos de cinco veces la palabra “stupid” al bajarse del vehículo. La carrera finalizaba oficialmente con cinco vueltas completadas y un tiempo de bandera verde de 3 minutos y 43 segundos en una carrera oficialmente programada a 10 vueltas. La vuelta rápida, dada por el local Lau, fue de 2’57’’. Unos 23’’ más lenta que en clasificación, lo que evidencia que no hubo ninguna vuelta limpia, indigno de una carrera, indigno de un final de campeonato.
Comini, que venció por delante de Vernay y Monteiro, continuaba con un cabreo monumental, pues esto significaba que solo se otorgarían la mitad de los puntos. Más tarde el suizo se relajaría al conocer que era líder del campeonato por medio punto debido al abandono de Nash. El piloto británico tomaría parte en la segunda carrera, pero desde el fondo del pelotón. Dusan Borkovic fue cuarto por delante de Pepe Oriola. Alex Hui Ka y Tin Sritrai finalizaron sexto y séptimo en esta pseudocarrera donde Morbidelli abandonó tras accidentarse en la curva de Mandarin.
Desafortunadamente la segunda carrera, que carecía de parrilla invertida, formándose esta según los resultados de la primera carrera, no mejoró el panorama. Tras una salida donde Tiago Monteiro se aupó a la primera posición por delante Comini y Vernay, los participantes pudieron completar algo más de dos vueltas, concretamente 7 minutos y 42 segundos de bandera verde, antes de que de nuevo dirección de carrera sacara una bandera roja. En esta ocasión se trataba de un tapón en la curva Police. Dirección de carrera sacó la bandera cuando el coche que provocaba el tapón, pilotado por uno de los invitados locales, ya estaba siendo evacuado, mostrando una total precipitación. Como dijo Oriola mas tarde, no tenía sentido una bandera roja cuando “tenemos coches de seguridad para estas cosas”.
Siguiendo con el esperpento, Monteiro finalizó la vuelta sin que dirección de carrera le dijera qué hacer, por lo que se dirigió a parrilla de salida. Estando allí, le mandaron regresar a boxes, dando una vuelta extra y consumiendo tiempo de carrera. Todo lo que había ocasionado la bandera roja, ya estaba solucionado, por lo que nadie, absolutamente nadie entendió que al llegar finalmente a boxes, dirección de carrera anunciara que la prueba se reanudaría en 10 minutos, lo que dejaba sin tiempo a la misma. Esforzándose en superarse a ellos mismos, dirección de carrera ordenó a los pilotos dar una vuelta y regresar a boxes, sin que nadie entendiera la finalidad de aquello que no provocó otra cosa que el reloj llegara a cero, debiendo finalizar la prueba con el reglamento en la mano. Todo, por un incidente que se solucionó a los siete segundos de mostrarse la bandera roja.
Posiblemente avergonzados por su actuación, decidieron saltarse la normativa, exponiéndose a una posible impugnación de la prueba, anunciando, primero, que se relanzaría la carrera a seis vueltas y más tarde reduciéndola a tres, siendo la primera tras el Safetycar. Para bien o para mal, la carrera se relanzó permitiendo ver 5 minutos y 10 segundos de carrera hasta la bandera a cuadros. En este corto periodo donde los pilotos locales nos deleitaron con un accidente bajo bandera roja y otro bajo SC, pudimos ver el adelantamiento primero de Jean Karl Vernay y más tarde de Pepe Oriola sobre un conservador Stefano Comini, mientras por detrás no había excesivo movimiento.
Tras 12 minutos y 52 segundos de bandera verde, la carrera y con ello el campeonato, llegaban a su fin otorgando la victoria al Honda Civic de Tiago Monteiro, con Vernay y Pepe Oriola en el podio y Stefano Comini en cuarto lugar celebrando su segunda corona de campeón. Dusan Borkovic cerró el quinto puesto con Files sexto, Grachev séptimo y el derrotado nash remontando hasta el octavo puesto, por delante del Alfa Romeo de Andrea Belicchi y con el local Andy Yan completando el top10 de carrera.
En el peor evento de carreras presenciado desde las 6 horas de Fuji de 2013, Stefano Comini se proclamaba bicampeón de las TCR International Series, dándole el título al Volkswagen Golf en su año de debut, y dejando al equipo Lukoil de SEAT con la miel en los labios por segundo año consecutivo. Lo que deberían haber sido aproximadamente 52 minutos de carreras se quedó en solo 16 minutos y 35 segundos. Lo que se debería haber resuelto en una franja de dos horas se alargó más de tres, invadiendo incluso el espacio de la copa del mundo de GT. Una situación intolerable por la que el campeonato debería pedir perdón tanto a aficionados como a participantes, así como dar explicaciones de lo ocurrido y de las decisiones tomadas.
Foto | TCR