Desde luego no podemos acusar a Bernie Ecclestone de que se haya dejado llevar por el inmovilismo propio de la FIA. A pesar de que muchas veces son disparatadas, el octogenario británico siempre está buscando formas de hacer más atractivas las carreras de Fórmula 1 para los aficionados, en gran parte de las ocasiones, buscando explotar el show del Gran Circo sin importarle el ADN de una competición de la que él mismo forma parte desde hace décadas.
Obviamente si estoy escribiendo estas líneas es porque Mr. E ha vuelto a hacer una de las suyas. ¿Qué se le ha ocurrido esta vez? Transformar el Gran Premio de Fórmula 1 en una especie de partido de Fórmula 1, con una carrera dividida en dos partes de 40 minutos cada una y un descanso de por medio en el que los medios se puedan acercar a los pilotos para entrevistarles. Un ejemplo que ya se realiza en algunas salas de cine para ayudar a los espectadores a mantener el interés en la película dado que parece que el ser humano no puede mantener la concentración en algo tan sencillo como el de mirar la televisión/pantalla del ordenador durante una hora sin interrupción.
La gente tiene una capacidad de atención mucho más corta. Debemos revisar el concepto tradicional de una sola carrera larga en favor de dos carreras de 40 minutos. Dos carreras de 40 minutos con una pausa de 40 minutos en medio en la que los pilotos puedan ser entrevistados, los coches reparados, atraería a más telespectadores, cadenas, patrocinadores, y a los anunciantes les encantaría. No sé si nos atreveremos a hacerlo.
Tradicionalmente, el separar una carrera en dos no ha dado grandes resultados, inviable sería en este caso evitar que el espectador cambie de canal en ese descanso. Aquí no se especifica si habría dos ganadores o uno sólo, pero romper con la tradición de un solo ganador por carrera podría traer aún más confusión al espectador, algo que a la larga no es positivo si además le estas ofreciendo el mismo tiempo de los coches en pista. Aunque bueno, tras ver esperpentos como el de este fin de semana en Macao, yo ya no sé qué pensar…
Vía | elmundo