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Control Stop. La única forma de decir adiós

No había sobre el papel otra posibilidad de despedirse. Volkswagen Motorsport, al igual que Audi Sport, cerraba su etapa en el Mundial de Rallyes este fin de semana y lo tenía que hacer ganando, firmando la 43ª victoria del equipo en sólo 52 rallyes disputados durante estas cuatro últimas temporadas. A muchos les hubiera gustado que fuera Sébastien Ogier el encargado de poner el punto al final al igual que escribió las primeras palabras en las exitosas páginas del equipo durante estos años, sin embargo, le tocó a Mikkelsen agradecer al Grupo VAG todo lo que hicieron por él durante estos años, desde su etapa en Skoda hasta sus tres triunfos en el WRC.

El noruego lo hizo con estilo, sin necesitar un abandono de sus rivales a última hora para conseguir escalar desde la segunda posición hasta la victoria. En esta ocasión era él el que tenía venganza de lo ocurrido en 2015 en Suecia, cuando una pequeña salida de pista en la Power Stage le dejaba sin estrenar su palmarés y le entregaba el triunfo a Sébastien Ogier. Ahora era el turno del de Gap de cometer un nuevo error que le permitiera a Andreas coger aire al frente de la general, mientras que el tetracampeón se llevaba su momento de gloria completando el doblete de los alemanes y además sumando la 29ª victoria en Power Stage.

Lástima que para aquel entonces los Hyundai ya se habían ido uno a uno descolgando. En el caso de Paddon por salida de pista, en el de Neuville por algo de falta de ritmo el sábado y en el de Dani Sordo por la penalización de 20 segundos que le recayó por llegar tarde a uno de los tramos. Nos quedamos con las ganas de ver de qué era capaz el piloto cántabro que tras la actuación de 2015 y su segunda plaza del primer bucle deja entrever que podemos añadir a la prueba oceánica a la lista de rallyes de tierra en los que se puede quitar el sambenito de piloto solamente capaz de ganar sobre asfalto.

El caso del neozelandés fue especialmente doloroso. Frente a sus aficionados, Hayden demostró ser una vez más plenamente capaz de plantar cara a los pilotos de Volkswagen en condiciones similares. Con el vuelco que ha dado el Mundial durante las últimas semanas, la estabilidad que ha impuesto Michel Nandan al equipo Hyundai puede ser clave a la hora de heredar el trono dejado por la formación de Hannover. Lo que queda claro es que los equipos están centrados desde hace tiempo en 2017 y buena muestra de ello fueron ausencias como la de Malcolm Wilson, el propio Yves Matton (justificada al no estar presente el Citroën Abu Dhabi WRT) o la decisión de Sébastien Ogier de saltarse la gala del Mundial de Rallyes en Sídney.

En cuanto al resto, de nuevo el paso de M-Sport fue testimonial, con las actuaciones de Camilli y Mads Ostberg en la línea de lo que hemos visto durante la temporada. Parece que el único capaz de hacer grandes cronos con el Ford Fiesta RS WRC era Ott Tänak, el cual está condicionado positivamente y negativamente por el rendimiento de los neumáticos DMACK. Desde luego ha quedado patente que el equipo necesita la llegada de un gran nombre (léase ex piloto Volkswagen) no sólo para mejorar el desarrollo del nuevo coche, sino también para alentar a las tropas.

El que también precisa de nuevos aires es Jari-Matti Latvala. El finlandés es a uno de los que menos emocionados se ha visto este fin de semana, seguramente por el desastroso final de temporada que ha tenido, aún peor que el inicio de 2016. Posiblemente de esta campaña tan sólo se pueda salvar aquella victoria en México que tratará de recordar como imagen positiva durante este invierno mientras construye un futuro con su nueva formación. Me atrevería a decir que él es el que peor parado ha salido de este paso por Volkswagen, más por culpa suya al no aprovechar el haber contado con el mejor coche para algo más.

En cuanto al rally en sí, el de Australia sigue siendo un final de temporada algo descafeinado. La diferencia horaria, los títulos ya resueltos, las ausencias ya mencionadas, la difícil logística y las cortas listas de inscritos siguen haciéndonos preguntar la razón por la que había que sustituir el ya tradicional emplazamiento del Rally de Gales, cita que aderezaba en ocasiones la falta de emoción de las carreras con su dureza y exigentes condiciones meteorológicas.

Tan sólo animaron la cosa el observar si Lappi no tiraba por tierra todo el trabajo de Skoda durante el año y le ganaba a la formación checa un equipo privado, o si Michel Fabre se llevaba finalmente un subcampeonato del WRC3 que a nosotros, como fieles admiradores del sexagenario francés, nos sabe a poco. Si no se llega a cancelar el Rally de China…

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Iván Fernández

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