Después de 21 citas el Mundial de Fórmula 1 echó el cierre este domingo en Yas Marina con la proclamación de un nuevo campeón, Nico Rosberg. Pese a que elementos externos a la lucha por el título como Max Verstappen y Sebastian Vettel se inmiscuyeron y dieron algo de salsa a la carrera gracias a dos estrategias alternativas, el campeonato siempre estuvo sobre el tejado de Rosberg pese a los claros intentos de Lewis Hamilton por ralentizar el ritmo.
Y éste es uno de los mayores focos de discusión tras el Gran Premio de Abu Dhabi 2016. ¿Fue sucio Lewis Hamilton? Cada uno sabrá cómo calificar su comportamiento, pero tampoco es razonable pensar que un piloto se limite a llevar su coche de un punto A a un punto B aún a sabiendas de que ello supondrá su perdición salvo desgracia de su rival. Hamilton jamás traspasó las reglas ni puso en riesgo a Rosberg. Se limitó a marcar el ritmo que él quiso desde su privilegiada posición al frente de la carrera, exactamente como hizo Rosberg hace unos años en un GP de Mónaco donde a Mercedes no le interesaba otro tipo de carrera. Así es este deporte y si alguien en Mercedes pensaba que Lewis Hamilton, el hombre que les ha dado dos títulos, iba a conformarse, desde luego no lo conocen bien.
Otro tanto se puede decir de la estrategia adoptada por Red Bull con Max Verstappen. Una vez el neerlandés sufrió el toque y el trompo de la primera curva, es legítimo que el equipo decidiera emplearlo como peón para los intereses del equipo. Y encima la táctica les terminó funcionando con el propio Verstappen y no como simple aliado de Daniel Ricciardo. Lo que defiendo es que, aunque entiendo la postura de quienes creen que a los aspirantes al título hay que dejarlos en paz, la última carrera del año sigue siendo un Gran Premio y más y al final es precisamente el que otros tengan intereses propios lo que ha terminado animando una carrera que por otra parte terminó deparando pocas sorpresas.
Hechos estos incisos, una salida limpia en cabeza hizo que Lewis Hamilton decidiera desde el primer minuto levantar el pie para agrupar a los Mercedes, los Ferrari, con Räikkönen dando la sorpresa en la salida, y Daniel Ricciardo. Las paradas llegaron pronto y se siguió el orden lógico, con Hamilton entrando antes que Rosberg y ambos sufriendo un leve retraso al tener que esperar el paso de los dos pilotos de Ferrari para no incurrir en reincorporación temeraria.
Como expusimos anteriormente, Verstappen quedó retrasado inicialmente pero entre el ritmo lento de la cabeza y algunos adelantamientos a cuchillo, cuando empezaron las paradas logró colocarse segundo y Red Bull le pidió que aguantara por todos los medios por delante de Nico Rosberg, por si así Daniel Ricciardo podía sacar algún tipo de provecho. Y lo curioso es que Verstappen aguantó incluso rodando a mayor ritmo que Räikkönen y Ricciardo, hasta que sus neumáticos traseros empezaron a decir basta y Rosberg se lanzó a por él con éxito.
Para entonces Max Verstappen ya había recuperado prácticamente todo el terreno perdido y apenas tardó su compañero cinco vueltas más en pasar por boxes, perdiendo el puesto en pista así. Pese a que el australiano se pegó al neerlandés, distintos lances como el encontrarse delante de ellos la pelea entre Carlos Sainz y Jolyon Palmer, que tras verse superados por los Red Bull terminó con el británico contra la trasera del Toro Rosso y sancionado, evitaron que pudiera plantearle mayores problemas.
Esta tanda de paradas permitió que además emergiera un hasta ese momento discreto Sebastian Vettel. Tirando provecho de una buena gestión de neumáticos, probablemente favorecido por la bajada de temperaturas con la caída de la noche, el alemán aguantó en cabeza durante un buen puñado de vueltas e incluso Mercedes tuvo que avisar a Hamilton de que se estaba durmiendo en los laureles y de nada servía tener controlado a Rosberg si dejaba escapar la victoria. Pero finalmente el alemán de Ferrari terminó cediendo la posición en pista al entrar a boxes para montar superblandos.
Obviamente el tirón final de Vettel con ese compuesto dio emoción a las últimas vueltas y le vimos ascender hasta el tercer escalón del podio, pero jamás llegó a intimidar a Nico Rosberg por mucho que Lewis Hamilton ralentizara el ritmo. Y no voy a negar que en algún momento se me vino a la cabeza cómo Michael Schumacher tampoco puso mucho impedimento para que Sebastian Vettel se proclamara campeón en Brasil 2012. En todo caso ocurrió lo que tenía que ocurrir: tanto Lewis Hamilton como Nico Rosberg cumplieron, llevándose el gato al agua este último.
Sólo una carrera tan atípica como ésta a nivel estratégico explica cómo Sebastian Vettel y Max Verstappen acabaron por delante de sus respectivos compañeros de equipo, completando la zona de puntos los Force India de Nico Hülkenberg y Sergio Pérez, que tuvieron sus más y sus menos en su última carrera como compañeros, Felipe Massa y Fernando Alonso, protagonista de una estrategia similar a la de Sebastian Vettel. Jenson Button se despidió con poco lustre y mucha sorna: tras sufrir un problema de dirección en su McLaren al atacar en exceso un piano terminó declarando que era una lástima decir adiós así, con los pocos problemas mecánicos que habían sufrido en el equipo…
Consulta aquí la clasificación del GP de Abu Dhabi 2016.