No conocí a Carlos Castellá, y de hecho no empecé a disfrutar de sus conocimientos hasta prácticamente 2014, cuando empecé a ver carreras históricas narradas por él, y en compañía de Joan Villadelprat. Se puede decir que soy un completo desconocedor de su trayectoria, un ignorante tal vez. Eso no significa que no haya influido para bien en mí y en mi manera de ver las carreras.
Pero eso es otra historia, porque hoy os quiero hablar de su libro, publicado tras su fallecimiento y que gira en torno a, cómo no, Ayrton Senna. Se trata de «Los misterios de Ayrton Senna», y no, no es una biografía más del mito brasileño.
Este trabajo tan especial de Castellá es, para mí y una vez terminado, un ejemplo. Es el ejemplo de cómo se debería enfocar el relato de una época pasada que muchos aficionados no han vivido, en primer lugar por su juventud, y en segundo lugar porque la mayoría de los que la vivieron lo hicieron a través de la TV, y quizás a través de algunos artículos más bien generalistas sin profundizar más allá.
De todos los que la pudieron vivir, una pequeña parte tuvo una visión más amplia que la media, bien porque eran capaces de ver un contexto más amplio, bien porque tenían acceso a otro tipo de información más completa. Y solo un puñado de personas estuvieron allí, y conocieron los entresijos de todo lo que sucedió fuera de la pista. Y ni siquiera ellos, los privilegiados, tendrán la verdad absoluta de todo lo que pasó, pero al menos podemos disponer de otro punto de vista de las cosas, que es lo mínimo a lo que podemos aspirar quienes buscamos información.
Una visión de Senna por un sennista que, en el fondo, es muy crítico
Carlos Castellá no es imparcial, y me vais a permitir que hable de él en presente porque está ahí, en su libro. Es un sennista convencido, pero a la vez es una de las voces más críticas que he leído en cuanto a la figura de Ayrton Senna. En muchas biografías, y por supuesto en la película documental sobre él, todo se centra en la parte buena, mística, heroica y mítica del brasileño, y se dejan aparte las manías, los defectos, la parte mala de Senna, que no era poco importante.
Castellá nos muestra a Senna como una persona con cualidades excepcionales, pero con defectos mundanos y no poco importantes. Nos habla de su etapa en el karting, cuando lo conoció; de su aventura en los monoplazas, de las luchas con Martin Brundle y anteriormente, con su némesis en el karting, Terry Fullerton, del que siempre dijo que fue su mejor adversario; de su obsesión por ganar a cualquier precio, y su completa negativa a conservar, o espera, para quedar en segundo puesto.
Habla también de sus cualidades, de una memoria casi fotográfica, de su obsesión (de nuevo sale la misma palabra que antes era un defecto) por el detalle que implicaba reuniones técnicas de horas de duración; de su sensibilidad (y la describe en todos los sentidos, desde sensibilidad para detectar ligerísimos cambios en el coche o la pista, hasta de la sensibilidad de su personalidad). Y por supuesto se mete a fondo con la circunstancia de su muerte, de lo que sucedía antes y de lo que sucedió después.
En este trabajo se habla de Senna, pero también de Prost, de Mansell, de Ron Dennis, de Balestre, de Gerhard Berger, de la familia Senna, de sus relaciones con ellos, de los problemas fuera de la F1 que tenía el brasileño… Se habla mucho de política y de intereses, y de cómo los intereses y la política chocaban con la aparente naturalidad ed Senna, a quien parecía que solo le importaba competir. Por supuesto, él también sabía mover corrientes de opinión en su beneficio, aunque su técnica en eso era muy básica, sobre todo si la comparamos con la de «el francés».
Y también de otras cosas, de otros campeones, de constructores, con muchos comentarios técnicos, de circuitos, de decepciones, de la seguridad, de la mística, del egoísmo y la generosidad, del cambio anhelado a Williams y de la decepción final. Demasiado para incluirlo todo en este artículo, y por eso tendríais que leer el libro. Recomendado.
Los defectos de Senna
Pero no es una biografía al uso porque aunque en ella se ensalza a Senna, en mayor medida se resaltan sus defectos. No se oculta la animadversión que estaba generalizada hacia Senna en su época más convulsa, precisamente en la época de McLaren. Pocos entendían el porqué de algunas acciones en pista, y también el porqué de algunas declaraciones fuera.
El mundo estaba en su contra y generaba más antipatías y decepciones entre sus seguidores, que lo contrario. Su forma de resolver los conflictos, la nefasta escena en Suzuka en 1990, y su prisa por adelantar, entre otras cosas, quedan retratadas en su justa medida.
Me parece un trabajo justo con la historia, y para apoyar sus puntos de vista, Castellá aporta gran cantidad de anécdotas relacionadas, ejemplos de otras épocas, aporta gran cantidad de información de contexto incluso de fuera de la F1, para entender mejor las maniobras políticas… Y pone a Alain Prost en su sitio, como el manipulador y generador de conflictos que fue.
También creo que esa justicia histórica puede levantar ampollas entre los radicales, pero eso solo significará que el trabajo es realmente bueno, en el fondo.
Para Castellá, Prost y Senna fueron el mejor, y el mejor. Uno con sus virtudes y defectos, y el otro con sus defectos y virtudes. Fueron grandes porque coincidieron en el tiempo y tuvieron las mismas armas, a pesar de que Prost siempre pensó que le boicoteaban.
Este es un libro que os recomiendo encarecidamente por muchas razones. La primera es que comprarlo sería un gran homenaje a una persona que vivió dedicada al 100% al motor, y que creo que era un apasionado genuino, de esos a los que quedarse observando en silencio, sin intervenir, sin opinar, les parece un momento mágico. Seguramente entre vosotros hay gente que lo conoció y lo disfrutó, y que está más autorizada que yo para hablar de su persona.
La segunda razón es que este libro es un punto de vista más a la historia de Ayrton Senna. Y por «un punto de vista más», quiero decir complementario, diferente. Es una visión autorizada porque Castellá lo conoció en el karting, y su relación con él no es que fuera muy cercana, pero sí más cercana de lo que cualquiera de nosotros puede decir. Coincidió con él más veces a lo largo de los años y pudo observar los sutiles cambios en su personalidad.
Y más importante, todavía, es que el autor vivió la época desde dentro, y como buen observador que era, entendió que todas las cosas sucedían por algo, y ese algo es el contexto que intenta aportar en todo el libro, con éxito en mi opinión.
No es un libro perfecto, y hay algunos pasajes que nos pueden hacer dudar, pero merece la pena leerlo. Es una buena oportunidad de escuchar a Carlos Castellá por última vez, contando con su particular estilo aquello de lo que más sabía: el mundo de las carreras, y su complejidad dentro y fuera de la pista.
Son 374 páginas llenas de anécdotas, de frases, de detalles y de vivencias. Es un libro emotivo por su carácter póstumo, pero es a la vez un regalo que Castellá hace a todo el mundo, completando ese trabajo que tenía que ser suyo. Podéis comprarlo en Amazon, pero os pido que lo hagáis desde el enlace en su blog, «Cuarenta años nos contemplan», en el que Odón Martí presenta el libro cuando éste salió a la venta. Por cierto, el prólogo es de Josep Lluís Merlos, y es muy emotivo.
PD: Para complementar este, qué mejor que acudir al blog de Carlos Castellá, justo a este artículo titulado «Un kartista llamado Ayrton da Silva«.
PPD: Creo que este es el primer artículo que escribe The Flying Jim sin firmar con ese nombre.