El Nissan Patrol, apodado cariñosamente como Fanta Limón por su llamativa decoración que incluía el patrocinio del reconocido refresco, acaparó muchos planos en la edición del 1987 del París-Dakar. No fue para menos, el resultado final fue brillante si teníamos en cuenta que se trataba del primer coche diésel que era capaz de terminar el rally-raid más duro del planeta entre los diez primeros y que además conseguía la victoria dentro de su categoría.
Y es que en el pasado no era nada habitual tener propulsores diésel en competición (actualmente MINI por ejemplo lleva un motor de este tipo y no es el único). En aquella edición del Dakar 1987 compitieron dos unidades de este 4×4 de 146 CV y 1.600 kilógramos, en manos de Miguel Prieto y Ramón Termens (padre del también piloto de raids Francesc Termens) y de los hermanos Babler, Jorge y Hansi. En aquella ocasión, sólo la unidad de Prieto fue capaz de terminar, mientras que la que llevaba el dorsal #212 no llegaba a ver el Lago Rosa después de un vuelco en una de las dunas.
En aquella época era habitual que, tras un abandono, el vehículo no pudiera recuperarse, e incluso algunos equipos prendían fuego a sus monturas ante la posibilidad de que su tecnología secreta de competición pudiera caer en manos ajenas. La unidad #211 volvería a España y formaría parte de una colección privada, la de Salvador Claret, hasta que en 2014 los técnicos del NTCE (Centro Técnico Europeo de Nissan) vio imágenes del coche en muy mal estado y decidiera ponerse en contacto con su nuevo propietario con el objetivo de restaurarlo de cara al 30º aniversario de su participación en la cita africana.
Todo ello financiado por el programa que cuenta la marca japonesa para invertir en nuevas tecnologías y preservar su historia. Dos años después, el proyecto, encabezado por entre otros Pedro Díaz Illan (integrante del equipo de aquella temporada 1986-87 y ahora responsables de Ingeniería Electrónica y Eléctrica en el NTCE) completaba la restauración. El coche, lo más fiel posible al original, regresaba el pasado mes de noviembre a la arena de África. El Nissan Fanta Limón regresaba a las pistas que le hicieron famoso, treinta años después.