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La Fórmula V8 3.5, paso a paso y con buena letra

No es ningún secreto que hace doce meses, confirmada la «deserción» de Renault del principal campeonato de las World Series, el futuro de «la 3.5» estaba en una situación especialmente delicada. Tampoco lo es el hecho que tener una media de quince coches por carrera no es deseable para un certamen del calibre de la actualmente conocida como Fórmula V8 3.5 y con la historia que ha escrito a lo largo de la última década. Pero en un 2016 que podría haber sido terrible, el campeonato ha sabido tomar el camino adecuado, consciente de sus flaquezas y fortalezas y con ello asegurar su futuro inmediato.

Ante todo, el acuerdo con el WEC para que los mejores pilotos cada año puedan realizar test con equipos de LMP1, LMP2 y GTE es una gran noticia para un campeonato que decide casi como acto de rebeldía alejarse de la Fórmula 1. Ya hay suficiente con una GP2 y una GP3 que junto con la Fórmula 3 reciben todo el apoyo por parte de la FIA. Se habría podido nadar contracorriente e intentar evitar lo inevitable. Pero el campeonato del visionario Jaime Alguersuari puede haber dado de nuevo con una solución distinta a lo esperado y seguramente más efectiva.

En años recientes los pilotos de prototipos en resistencia han venido mayoritariamente de la Fórmula 1 o sobre todo de categorías formativas con un teórico objetivo de llegar a la categoría reina. Estrellas de GP2, GP3, Fórmula 3 o la propia Fórmula Renault 3.5 en su día acababan -y acaban- compitiendo en LMP1 y LMP2. Es evidente entonces que con la alta tecnología de los prototipos, la experiencia en monoplazas se convertía no solo en algo deseable sino prácticamente necesario. No es casualidad entonces que la Fórmula V8 3.5 -que por cierto recupera el nombre «World Series» para 2017- se asocie con el WEC.

El calendario de la temporada 2017 -a falta de confirmarse su versión final- hará honor a lo de «World» por primera vez desde 2002 con seis rondas en Europa, dos en América -Hermanos Rodríguez y COTA- y una en Asia -Sakhir-. Serán estas tres últimas, las que cierren un campeonato que se convertirá en un verdadero desafío mundial al tener citas en tres continentes. A todo esto hay que añadirle que mantendrá el sabor español habitual con rondas en Jerez y Motorland Aragón. El campeonato mantendrá el apoyo técnico de Gibson en cuanto a la preparación de sus motores.

¿Y qué hay de pilotos? Habrá que ver quienes siguen de entre los que participaron a lo largo de la temporada 2016 pero por el momento parece que pilotos como Yu Kanamaru o Aurélien Panis deberían seguir el próximo año. Otros como Tom Dillmann -campeón de 2016- miran hacia el mundo de la resistencia mientras Louis Delétraz y Egor Orudzhev se dirigirán hacia la GP2 el próximo año. No cabe duda de que el campeonato ha permitido que sus principales estrellas brillen con luz propia y encuentren un camino para seguir adelante, sea en los monoplazas o en la resistencia.

En ese sentido, la Fórmula V8 3.5 corría el riesgo de convertirse en otro de esos certámenes de paso que sin importar cuanto éxito tienen, acaban perdiendo cualquier aliciente. Su colaboración con el WEC tiene el poder de cambiarlo todo. El premio es atractivo, el precio por correr el campeonato no es prohibitorio y la próxima temporada deberemos ver una subida tanto en número de coches como en calidad y experiencia de los pilotos que tomarán parte en ella. Viendo cómo evoluciona el mundo del automovilismo en años recientes, a un servidor le pica la curiosidad. ¿A alguien más?

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