La historia de la Fórmula 1 está repleta de coches privados que usaban colores distintos a los del modelo original. De la misma forma, también hay equipos que partieron de información visible -por observación- o invisible -al fichar a un trabajador de un equipo rival- para copiar máquinas rivales. Y es que siempre existe un vacío legal cuando no hay copia como tal sino que se contrata a un diseñador que se basa en su propia experiencia para producir un monoplaza parecido a otro que ya está en competición.
Eso es exactamente lo que sucedió con el equipo Rial en la temporada de 1988 de Fórmula 1. Tras decidirse a entrar en la Fórmula 1 tras ser el fabricante de llantas comprado por el ex-jefe de ATS -otro fabricante de llantas que acabó con un equipo en la categoría reina-, Rial fichó al diseñador Gustav Brunner, que había sido el hombre detrás del Ferrari F1/87. Como tal, el Rial ARC-1 resultó ser sorprendentemente similar al coche italiano, con lo que se le bautizó de forma popular como «el Ferrari azul» por su parecido.
Sabiendo que la Fórmula 1 pasaría a los motores atmosféricos en 1989, en Ferrari habían empezado a trabajar en 1987 en el nuevo monoplaza. Esto hizo que para 1988 sólo hubiera una nueva especificación de motor para los coches de Maranello pero no un nuevo chasis, que apenas sufrió una pequeña evolución. En cuanto a Rial, el trabajo de Brunner resultó ser interesante y en Brasil su piloto Andrea de Cesaris llegó a ir sexto antes de quedarse sin carburante. La misma situación se repitió en Canadá, esta vez rodando quinto.
El Rial ARC-1 sufría con un depósito demasiado pequeño que hacía que el coche fuera veloz pero fuera siempre al límite para completar los Grandes Premios. Lo logró en Detroit, donde De Cesaris firmó un espectacular cuarto puesto. Fueron los únicos puntos obtenidos a lo largo de 1988. Curiosamente el año siguiente -con una evolución del ARC-1, dos pilotos distintos y sin Brunner- también se obtuvo sólo un resultado en los puntos al ser cuarto en Estados Unidos Christian Danner pero al terminar el año, el equipo cerró sus puertas.