Los últimos momentos de preparación antes de la salida de un gran premio están siempre repletos de tensión tanto para pilotos como equipos. El objetivo es que todo salga bien para poder sacar el máximo provecho de la carrera. Pero en ocasiones todo sale mal. Que se lo digan a Frank Williams, que tras ver como en el Gran Premio de Estados Unidos de 1975 el coche de Lella Lombardi no arrancaba por problemas eléctricos, tuvo que lidiar con una dolorosa confusión de Jacques Laffite que le dejó sin correr.
Una particularidad del piloto francés, que había logrado en el Gran Premio de Alemania sus primeros puntos en forma de un espectacular segundo puesto, era que llevaba lentillas incluso cuando pilotaba. De esta forma, antes de la salida de la cita norteamericana en Watkins Glen el piloto de Williams se estaba preparando para salir con su ritual habitual. Limpiar la visera de su casco, aclarar y ponerse las lentillas y estar listo para correr como el que más.
Los más avispados quizás hayan tenido la intuición de imaginar lo que le ocurrió al pobre Laffite. Quien sabe si por los nervios de antes de una carrera o por una simple confusión, la mala suerte quiso que el francés se confundiera y echara el jabón para limpiar la visera en el contenedor de las lentillas y limpiara el casco con el líquido para sus ayudas visuales. La historia no cuenta lo limpio que quedó su casco pero sí el dolor y escozor que sufrió en los ojos al ponerse las lentillas.
Tan terrible fue la situación que Laffite se encontró incapacitado para tomar la salida. Frank Williams reaccionó rápidamente y mandó a sus mecánicos preparar el coche de su desafortunado piloto para que Lombardi pudiera correr. Pero cuando las cosas están destinadas a salir mal, no hay nada que hacer. El tamaño del habitáculo era demasiado distinto como para que la italiana pudiera pilotar el coche y no hubo nada que hacer. Caprichos del destino, Williams se quedó sin ningún coche tomando la parrilla y con un piloto sufriendo de un terrible escozor en los ojos. Eso sí, jamás volvió a ocurrirle.