Algunas de las grandes historias del mundo del automovilismo y la Fórmula 1 las han escrito coches innovadores, coches rapidísimos o coches exitosos. Pero es inevitable tener un ojo pegado a esos errores garrafales y todo el misticismo que acaban desarrollando. Uno de los grandes fiascos de la Fórmula 1 es el del Lola /97-30 que tenía que competir en la categoría reina en 1997 pero no lo logró tras hacer el ridículo en Australia.
El equipo Lola tuvo que prepararse para 1997 en lugar de hacerlo para 1998 tal y como estaba previsto a petición de su patrocinador principal, MasterCard. El coche estaba poco evolucionado, muy por debajo de las expectativas y el rendimiento fue terrible. Los mejores tiempos en las sesiones clasificatorias en Albert Park dejaron a Vincenzo Sospiri y Ricardo Rosset a once y doce segundos de la pole respectivamente.
Esto se traducía en quedarse fuera por la normativa del 107% de la pole position. De hecho los tiempos de los dos pilotos de Lola les situaban en un 113% y 114% del mejor registro de Jacques Villeneuve. Insuficiente para que se les permitiera competir. Viendo que aquello no tenía solución posible -aunque siendo realistas existía la posibilidad de acabar clasificándose en otras carreras-, MasterCard abandonó el barco… tras haber causado ellos mismos la situación. ¡Qué desastre!