En una época donde los pilotos de Fórmula 1 tenían que convivir con la muerte año tras año, la amistad entre ellos era mucho más genuina y con el tiempo se vieron algunas asociaciones impensables en tiempos modernos precisamente por estos motivos. Una de las más curiosas concierne a Bruce McLaren y Dan Gurney, dos emprendedores que comenzaron sus respectivas aventuras con equipos propios en 1966 aunque con fortunas muy distintas.
Mientras Bruce McLaren hizo debutar el equipo que lleva su nombre en la categoría reina, Dan Gurney trajo un coche con el evocador nombre «Eagle» -teniendo en cuenta que es estadounidense-. Inicialmente fue este último quien obtuvo más éxito, con dos quintos puestos por un quinto y un sexto de McLaren. Un punto más para el americano y primera victoria para él. En 1967 las cosas iban a seguir por el mismo camino, estancándose McLaren y progresando Eagle.
Tanto fue así que Gurney consiguió contar con un coche velocísimo que habría podido rivalizar con los grandes de no ser por su falta de fiabilidad. Aún así consiguió vencer el Gran Premio de Bélgica. Mientras tanto, McLaren tenía que conformarse con un cuarto puesto y una falta de dirección en términos de motor que llegó a dejarle sin montura en varias carreras. Allí entró en juego Dan Gurney, que viendo a su amigo sin coche decidió ofrecerle un volante.
De esta forma, mientras McLaren desarrollaba el M5B que tenía que montar motor BRM V12, el piloto neozelandés se subió a un segundo Eagle Weslake para poder seguir en activo. No pudo terminar ninguna de las carreras pero con buenas sesiones clasificatorias, su motivación se mantuvo intacta. Aunque el año finalizó sin más puntos para él, la temporada de 1968 se planteaba esperanzadora. McLaren había logrado un contrato con Cosworth para tener sus motores…
Esa resultó ser la pieza que faltaba y en Bélgica, al igual que Gurney con Eagle, obtuvo el primer triunfo de su equipo. Mientras tanto Gurney sufría con falta de fondos y por ende de evolución en su monoplaza. En plena época de desarrollo aerodinámico, la ausencia de los alerones que montaban otros equipos le perjudicó en gran medida y antes de terminar el año el equipo se había retirado de la Fórmula 1 para centrarse en las carreras en Estados Unidos.
Bruce McLaren devolvió entonces el favor del año anterior dándole al neoyorquino un coche para las últimas tres carreras del año. Gurney sí pudo puntuar con un cuarto puesto en Estados Unidos, antes de retirarse de la Fórmula 1. La historia tiene un triste epílogo con la muerte de Bruce McLaren en un accidente probando un coche de la Can Am en Goodwood. En ese entonces pilotaba aún para su propio equipo en la Fórmula 1 y para tomar su volante estuvo nada más y nada menos que su buen amigo Dan Gurney, que ayudó al equipo en tres carreras antes de dejar el puesto a Peter Gethin.