Aunque un piloto sea velocísimo, necesita una buena máquina. Es una creencia generalmente aceptada y mirando año por año lo que dio de sí la Fórmula 1 parece confirmarse. De ahí que el equipo del campeón del mundo suela tener a segundos pilotos que también están arriba, ya sea en liza por el título u ocupando un puesto de espectador privilegiado. Pero a veces también existen los desastres y en algún caso es algo dramático.
El más exagerado lo vemos en la temporada de 1972 en el equipo Lotus de Colin Chapman. Con el talentoso brasileño Emerson Fittipaldi como nueva estrella de futuro, estaba claro que Chapman tenía lo que necesitaba para luchar por el campeonato. Su compañero de equipo fue David Walker, un piloto prácticamente anónimo dentro de la historia de la Fórmula 1 por un motivo muy simple: a pesar de ser compañero del campeón, no sumó ni un solo punto.
Es difícil entender la situación de Walker pero tras ganar más del 75% de carreras de Fórmula 3 que disputó en 1971 con Lotus, se le abrieron las puertas del equipo oficial para el Gran Premio de los Países Bajos. Colin Chapman le entregó el Lotus 56B y en cinco vueltas adelantó a doce pilotos bajo la lluvia. Parecía que Lotus tenía un nuevo talento pero la remontada se debía más a las particularidades del monoplaza con turbina que a su buen hacer.
Tampoco significa eso que Walker fuera mal piloto pero no podía ni soñar con estar al nivel de Fittipaldi. Sus actuaciones en 1971 le habían valido un volante a tiempo completo en 1972 pero nunca acabó de funcionar. En Lotus defendían que su pilotaje no estaba a la altura, además de supuesta falta de forma física y sensibilidad mecánica. Mientras, el piloto se quejaba de tener peor material que su compañero de equipo.
El ambiente en el equipo se fue enrareciendo y tras conocerse que Walker había probado con un Fórmula 2 de otro equipo, fue reemplazado por el sueco Reine Wisell en dos carreras antes de volver para la cita final en Estados Unidos. Sin entendimnto posible, la asociación se disolvío pero la realidad es que ese año solo Fittipaldi sumó puntos para Lotus… 61 suyos por 0 de Walker, aunque suficientes para obtener el título de constructores.
A día de hoy, Walker tiene el dudoso honor de ser el único piloto incapaz de sumar puntos -su mejor resultado fue noveno en la cita del Jarama- en el mismo año en el que su compañero de equipo consigue el título de campeón del mundo. Todo un despropósito. Tras dejar la Fórmula 1, Walker volvió a la Fórmula 2 pero dos accidentes de carretera le dejaron suficientes lesiones como para que tuviera que dejar de competir.