Casos en los que los pilotos de Fórmula 1 lucieran cascos de otros compañeros los ha habido a lo largo de toda la historia de la categoría. Uno de los casos relativamente recientes más recordados es el de David Coulthard con el casco de Michael Schumacher en el Gran Premio de Mónaco de 1996. Hay otros, entre los que destaca en el anecdotario lo ocurrido a un piloto sueco que tuvo que recurrir a un compañero inglés para ayudarle.
Aunque la anécedota no tiene el calibre de ver a Alain Prost con el casco de Ayrton Senna, sí que tiene como uno de los protagonistas a un Nigel Mansell que le cedió su casco a Stefan Johansson, entonces piloto de Ferrari. El sueco llegó al circuito de Detroit para el Gran Premio que se disputaba allí en 1986 y a poco rato de salir a pista se dio cuenta que se había dejado el casco en el hotel.
Johansson tuvo que encontrar a alguien cuya talla de casco fuera similar, poniéndose de acuerdo con Mansell. De esta forma, el casco de «The Lion» llegó a la Scuderia Ferrari tres años antes de que lo hiciera el propio piloto. Si estas imágenes suelen resultar curiosas en general, cuando el casco «intruso» es el de alguien que acaba pilotando para ese equipo al cabo de pocos años aún es más divertido. ¡Y como esta, otras tantas historias que existen!