Tras el gravísimo accidente sufrido en los entrenamientos del Gran Premio de Alemania de 1982, la carrera automovilística de Didier Pironi llegó a su fin de forma prematura en una temporada dramática para la Fórmula 1 y para Ferrari con la pérdida de Gilles Villeneuve. Pironi tuvo la fortuna de sobrevivir y el gran trabajo de los médicos consiguió salvarle incluso las piernas. Su recuperación llegó hasta el punto de plantearse volver a correr…
Corría la temporada 1986 y tras 34 operaciones, el francés se sentía lo suficientemente recuperado como para pensar en un retorno a la categoría reina. A sus 34 años, sería más una cuestión personal que no el hecho de volver para revivir las glorias que debieron haber llegado en su día. Tras el accidente de Jacques Laffite en Brands Hatch, Ligier se quedaba sin un veterano que aún estaba para subir al podio. El propio Laffite demostraba que la edad no tenía que ser obligatoriamente un problema.
Además, en el equipo ya habían trabajado con Pironi y sabían de su talento y dedicación así que no debería haber ningún problema en ese sentido. De esta forma casi orgánica salió la posibilidad de hacer un test en Paul Ricard que debería responder otro tipo de preguntas. La historia dice que tanto McLaren como Ferrari le ofrecieron a Pironi ser piloto de pruebas para los coches atmosféricos pero el ex-piloto quería competir y por ello rechazó cualquier contrato de ese tipo.
Puesto que Ligier iba a perder los motores Renault para 1987, el paquete no iba a ser especialmente interesante ni competitivo. Pironi había expresado su deseo de estar en un coche puntero y por eso sorprendió su acercamiento a AGS, donde esencialmente trabajaría para desarrollar la máquina de una nueva estructura que seguro que no le permitiría ganar carreras. Esa fue la conclusión que sacó el propio piloto tras probar con ellos en Paul Ricard en agosto de 1986, mientras que el equipo emitía un comunicado en el que afirmaba el test había sido por mera diversión.
Evidentemente, los pilotos de Fórmula 1 -y sobre todo los ganadores- no entienden de diversión y el test se volvió rápidamente algo bastante serio para Pironi, que unas semanas después se las arregló para que Ligier pusiera un coche en pista para él en Dijon. Allí logró marcar tiempos a menos de un segundo de René Arnoux -precisamente su reemplazo en Ferrari en 1983- pero no se logró llegar a un acuerdo económico y sin otras ofertas, no hubo vuelta a la Fórmula 1. Triste, puesto que eso hizo que Pironi compitiera en carreras de motonáutica, donde falleció al año siguiente…