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Curiosidades F1: Un motor Maserati de origen británico

Los fabricantes de motores de Fórmula 1 son siempre puntos centrales en la evolución de los equipos que compiten en la categoría reina. Un buen propulsor puede cambiar el destino de toda una escuadra. Pero a veces, los contratos más interesantes llegan de las formas más inverosímiles. Algo así le sucedió a Cooper en 1966, un año en el que la Fórmula 1 hacía el salto de los motores de 1.500 centímetros cúbicos a 3.000.

La escudería británica iba buscando un motor que le ayudara a batallas con los equipos más competitivos como Ferrari, Eagle, Brabham o BRM con sus propios motores, compartiendo este último su material con Lotus. Curiosamente, el contrato con Maserati que salvó la temporada a Cooper no se negoció con Italia en ningún momento sino que se hizo con el Reino Unido. A fin de cuentas, Cooper llegó a un acuerdo con Chipstead Group, importador de Maserati en Gran Bretaña.

Actuando como representante de la marca pero sin ser realmente en ningún caso un contrato oficial, el Chipstead Group proporcionó a Cooper varias unidades del motor Maserati Tipo 9 V12 que se había usado en varios coches de sport-prototipo en carreras de resistencia. El propulsor resultó ser sorprendentemente competitivo y en 1966 se lograron seis podios, incluyendo una celebrada victoria en el Gran Premio de Bélgica con John Surtees en lo más alto del podio.

También Pedro Rodríguez lograría otra victoria en el Gran Premio de Sudáfrica del año siguiente, aunque ese fue el últim podio de la asociación Cooper-Maserati que se mantuvo de forma oficial solo esa segunda temporada. Aún así, algunos coches privados siguieron usando el motor italiano y de hecho cuando Vic Elford disputó en 1969 la última carrera de la historia del equipo, lo hizo con un T86 con motor Maserati. Era el fin de una época.

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