La posición de jefe de equipo de Fórmula 1 se presta a todo tipo de rumores y situaciones descabelladas. Las habladurías sobre las posibles participaciones de personajes como Bernie Ecclestone o Flavio Briatore en negocios truculentos están a la orden del día. Pero pocas veces alguno de ellos acaba siendo destapado de forma tan sorprendente como lo fue el copropietario del equipo Venturi de Fórmula 1 en 1992.
Decididos a comprar el equipo Larrousse de Fórmula 1 pero faltos de fondos, la marca francesa Venturi decidió recurrir a un hombre de negocios alemán, Rainer Walldorf y su firma Comstock. Las cosas parecían ir bien salvo alguna desaparición ocasional de Walldorf… que finalmente dejó de aparecer por el paddock de la categoría reina tras saberse que la policía francesa había estado en su casa para intentar detenerle.
Walldorf era en realidad un criminal llamado Klaus Walz, buscando por estar presuntamente involucrado en cuatro asesinatos. Cuando la policía francesa intentó detenerle, pidió recoger unos documentos de su casa. Los gendarmes accedieron pero resultó que los documentos que Walz quería eran en realidad una granada de mano. Amenazó con atacarles con ella si no le dejaban escapar y de esta forma consiguió huir de la justicia.
Finalmente, la policía alemana le localizó en un hotel y tras nueve horas de ‘asedio’ la captura concluyó con la muerte del criminal. Habiendo experimentado una parte extraña de la Fórmula 1, vendieron su parte a finales de temporada y no volvieron a aparecer por allí. El equipo de Gérard Larrousse, por su parte, aún sobrevivió dos años más incluso con puntos obtenidos en su último año pero cayeron para 1995.