Llegó el gran día. En unas semanas en las que se está hablando tanto de la simbología de los actos relacionados con la política, los coches del DTM y los del Super GT japonés han rodado juntos durante el último fin de semana de carreras para el Campeonato Alemán de Turismos. Heikki Kovalainen y Ronnie Quintarelli han tenido el honor de rodar con su Lexus LC500 y Nissan GT-R en representación de las series asiáticas, en un ‘shootout’ que sin duda ha estado cargado de simbología, especialmente porque parece un primer paso para que finalmente ambos campeonatos unan fuerzas bajo un mismo reglamento técnico.
Sólo sobraba en la foto la presencia de Mercedes-AMG, fabricante que abandonará el DTM a final de la temporada 2018 con destino a la Fórmula E y que ha propiciado una crisis para la que todavía los organizadores de las series germanas no han encontrado solución evidente. Mientras esperamos el Class One, hoy en Hockenheim las marcas alemanas y las niponas se han dado la mano, y sin duda ha sido muy bonito ver la característica estética de cada uno de los vehículos rodar en paralelo como si todos formaran parte de un mismo campeonato.