Que en Diariomotor Competición no sigamos carrera a carrera la temporada de los Supercars australianos no significa que no tengamos un interés particular por esta categoría. Uno de sus pilotos más queridos, tanto por espectacular como por versátil, es el neozelandés Shane van Gisbergen y tras recibir la oportunidad de su vida al fichar por Triple Eight no la ha desaprovechado: terminó conquistando su primera corona en Supercars para redondear un año de ensueño.
2016 empezó para el kiwi con una pequeña decepción en Daytona, donde disputó las 24 Horas en categoría GTD, pero pronto quedó compensada por el triunfo en las 12 Horas de Bathurst. Ello fue el anticipo de un inicio de temporada en Blancpain Endurance Cup prácticamente inmejorable y que le valió medio título. Hasta el punto de que se permitió el lujo de ausentarse en la última cita de este campeonato y al no puntuar sus compañeros en esa carrera, acabar también como campeón al volante del McLaren 650S de Garage 59. Un neozelandés ganando con McLaren, ¿suena lógico, no?
En Supercars la temporada arrancó de forma muy irregular para Shane van Gisbergen, pero con la llegada del invierno austral todo cambió y sumó siete victorias y seis segundos puestos en las 17 carreras restantes, lo cual además de proclamarlo campeón absoluto (primer título de un extranjero en 25 años) le dio junto a Alexandre Prémat la Endurance Cup también en esta categoría. Y sólo le faltó ganar la Bathurst 1000, donde pese a todo alcanzó su mejor resultado histórico al terminar segundo.
Tras disputar este pasado fin de semana las 12 Horas de Sepang (fue sexto, insuficiente para lograr también el Intercontinental GT Challenge) de cara a 2017 queda saber cuál será el futuro en GT de Van Gisbergen, rumoreándose mucho su posible paso a Mercedes-Benz. En todo caso, su futuro en Holden y Triple Eight está asegurado y si no siempre se buscará él con qué ocupar sus fines de semana libres…
Foto | Red Bull Content Pool