A los 89 años nos ha dejado la napolitana María Teresa de Filippis, la misma que se hizo un hueco en la historia del automovilismo al ser la primera mujer que se puso al volante de un Fórmula 1 en el año 1958, época en la que era aún más difícil luchar contra los prejuicios o el machismo. Filippis incluso fue capaz de conseguir la décima posición en la carrera que se celebraba en el Circuito de Spa (única carrera en la que vería la bandera a cuadros), unas semanas después de hacer su debut en la sesión de clasificación del siempre difícil trazado de Mónaco.
No duraría demasiado su carrera, ya que se retiraría un año después tras el accidente del galo Jean Behra (dueño del equipo en el que competía Filippis) en el Gran Premio de Alemania de 1959, pero aun así se ganó su derecho a ser recordada como la primera mujer en este Gran Circo que es la Fórmula 1. Maserati, firma para la que compitió en cuatro GP’s de 1958 le dedicó su particular homenaje a esta mujer que comenzó en esto del automovilismo después de una apuesta con sus hermanos que le llevó a terminar compitiendo y ganando, con un Fiat 500 en una carrera entre Salerno y Cava de’ Tirreni. Descanse en paz.