Este fin de semana Loeb ha cambiado de aires. Ha dejado por primera vez de ser piloto de Peugeot Sport en el Mundial de RallyCross y en Raids (este año Dakar y Silk Way Rally) para volver a su disciplina inicial, los rallyes. Y es que las excursiones del matrimonio Loeb durante los últimos años se han centrado en disputar rallyes con todo tipo de vehículos, desde el Citroën C2 S1600 hasta el DS3 e incluso el C4 WRC. Sin embargo, para este fin de semana tenía reservado una primera vez con su esposa muy especial.
Aprovechando la celebración del Vosges Rallye Festival (demostrando una vez más el auge de este tipo de pruebas) Sébastien y Séverine se han sentado en una réplica pata negra del Peugeot 205 T16 Evo II con el que compitió la firma del león a mediados de los ochenta. El resultado está a la vista, mientras que Loeb se ha divertido pegándose con todo un Grupo B, los aficionados galos han disfrutado de nuevo viendo a su piloto más exitoso en la disciplina a solo unas semanas antes de volver al 208 WRX Supercar para competir en la cita francesa del Mundial de RallyCross.
De todo esto me surge una duda. Vimos a Carlos Sainz paseándose por Paris con el Peugeot 205 T16 Grand Raid con motivo del anuncio del regreso de la firma al Dakar. ¿Por qué no volver a ver al madrileño en la disciplina que le encumbró con una unidad a la altura y a ritmo de competición?
Así rodaba ayer Sébastien Loeb con el Peugeot 205 T16 en el primer tramo del #VosgesRallyFestival. Da gusto verle: pic.twitter.com/xWmNtqbhD1
— Rubén Pérez (@RubnPerez) August 26, 2016
Foto | Peugeot Sport