Han pasado ya más de dos años desde que Sébastien Loeb desintegró el cronometro en su Subida a Pikes Peak junto a Peugeot y Red Bull. Gran parte de la esencia de la mítica carrera del Colorado se ha perdido con el asfaltado de gran parte del recorrido, sin embargo, afrontar sus más de 14 kilómetros tratando de bajar de la mítica barrera de los 10 minutos y no caer montaña a bajo en un festival de vueltas de campanas y sonidos a hierro retorcido.
El polifacético Jeff Zwart es uno de los pilotos más experimentados que prácticamente afrontan año tras año la Subida al Pikes Peak. Hasta 2015, el piloto de confianza de Porsche America todavía no había logrado bajar del doble dígito. A sus 60 años, Zwart lo conseguía al volante de su vitaminado 911 GT3 Turbo de 800 CV de potencia, rebajando en casi 20 segundos su anterior registro. A pesar del asfalto, de tratarse de uno de los años con peor participación, la Subida hacía las nubes siempre tiene momentos tan mágicos como este: