En los años 50, la normativa del campeonato del mundo de pilotos permitía que los distintos pilotos de un mismo equipo compartieran montura. Por lo tanto, un piloto cuyo coche se rompía podía esperar a una parada a boxes de su compañero para subirse al coche y pilotarlo hasta el final. Evidentemente, para evitar abusar la normativa, una carrera compartida dividía los puntos entre los pilotos del coche en cuestión. Gran Bretaña vivió en 1957 el segundo caso donde dos pilotos se llevaron la victoria.
Fue en Aintree, donde el Vanwall de Stirling Moss cruzó la línea de meta en primera posición. Aunque Moss fue el hombre que empezó la carrera con este coche, el equipo decidió que Tony Brooks -que pilotaba el otro coche y había estado tercero hasta la rotura de su motor- también pudiera tomar parte en la victoria. De esta forma, Moss obtuvo su tercer triunfo y lo compartió con un Brooks que se estrenó en lo más alto del podio con una situación singular.
Fue la última vez que dos hombres compartieron victoria en la Fórmula 1, puesto que en 1958 se prohibió la normativa usada hasta entonces. En cuanto al primer caso, se dio en el Gran Premio de Argentina de 1956 en el circuito de Buenos Aires, donde Luigi Musso y Juan Manuel Fangio compartieron un Lancia-Ferrari D50 para obtener un triunfo celebrado por los aficionados locales.