Nordschleife tiene algo que te engancha, al menos a nivel de espectador. Sabes que ese momento en el que apartas la mirada de la pantalla van a ocurrir mil cosas, todas ellas únicas. Y es que las 24 Horas de Nürburgring son una de las grandes atracciones dentro de la resistencia junto a Le Mans y Daytona, algo que sin duda no es fácil cuando no tienes el atractivo de contar con prototipos entre tus inscritos.
En una carrera marcada por el parón provocado por la inesperada tormenta de lluvia y granizo durante la tarde del sábado, fuimos testigos de la batalla entre los Mercedes, algún que otro accidente que puso los pelos de punta, el mal fin de semana de BMW y las otras imágenes que no se ven, la de las fiestas particulares de los aficionados en mitad del bosque. Muchos pensaron que el Infierno Verde había tocado a su fin tras los problemas del año pasado que obligaron incluso a introducir límites de velocidad. Nada más lejos de la realidad. Larga vida a Nürburgring.