A veces ser piloto oficial de un equipo tiene sus inconvenientes, como las largas jornadas de actos promocionales o pasar demasiado tiempo fuera de casa, sin embargo, también tiene su lado positivo. Una de esas razones positivas (siempre mirándolo desde un alejado de la competición) es que no debes rebanarte muchos los sesos para elegir un coche ya que muchos tienen el llamado coche de empresa. Pero a veces lo del coche de empresa llega a lugares extremos.
Sébastien Loeb siempre ha sido el piloto estrella de Citroën. Además de protagonizar campañas publicitarias, actos promocionales o emprenderse en todas las grandes aventuras del grupo PSA (Pikes Peak o Mundial de Turismos han sido las últimas), también contó con la cesión de un vehículo muy especial para su boda con Séverine Mény allá por el año 2005. La firma de los dos chevrones le prestó al nueve veces Campeón del Mundo el Citroën Xsara WRC con el que acababa de conseguir su primer título absoluto intercontinental.
El coche no fue únicamente utilizado para las fotos de la boda, sino que también sirvió como vehículo nupcial el día del enlace, el cual fue celebrado en la localidad natal de Séverine, Toul. Cientos de personas se agolparon fuera de la iglesia para ver a los recién casados (Loeb y su habitual alergia a la corbata) y seguro que muchos de ellos lo hicieron únicamente para escuchar el precioso sonido del motor 2.0 turbo del Xsara.
Sin embargo, aquí también hay escalas y escalas. Muchos pensaréis que lo de Citroën es una tradición y que lo hace con todos sus pilotos. No es así. Y sino que se lo pregunten a Mads Ostberg que nueve años después también elegía el mes de septiembre para casarse con su pareja. En este caso Citroën Noruega no puso a su disposición un DS3 WRC, sino que les entregó un DS5 rotulado que no queda demasiado bien en el book de la boda… al menos no tan bien como un World Rally Car.