Al igual que le sucedió a Kimi Räikkönen con su unidad de potencia del Gran Premio de Australia, Lewis Hamilton no ha tenido que sacrificar por completo la suya, afectada hace dos fines de semana en el Circuito de Shanghái por unos problemas en el ERS. El equipo Mercedes AMG tan sólo ha tenido que sustituir el turbo y la bomba de aceite (tras comprobar que había algunas partículas en los mismos), por lo que el británico podrá contar con esta unidad ya este fin de semana en Sochi.
El inicio de temporada de Hamilton no ha sido como el de 2015. Tras tres carreras, el tricampeón del Mundo de Fórmula 1 tiene ya una desventaja de 36 puntos respecto a su compañero de equipo, Nico Rosberg. Por delante quedan 18 carreras y recordemos que los pilotos tan sólo contarán con cinco motores para los 21 Grandes Premios que conforman la temporada, por lo que toda posibilidad de salvar algunas piezas es bienvenida, aunque sólo sea para utilizar dicho motor en sesiones de libres.
La situación del resto de las escuderías es algo más delicada, con Ferrari cerca de estrenar su tercera unidad para Sebastian Vettel en Rusia y así introducir las nuevas evoluciones (previsiblemente con su respectivo gasto de tokens) no parece que sea suficiente ‘fiabilidad’ para completar el año sin caer en penalizaciones. Y quieren que en 2018 sólo se utilicen tres unidades…
