De llevarse el título de ‘rareza del Dakar 2017’ a convertirse en uno de los vehículos más queridos de esta edición. El Rastrojero conducido por José Antonio Blangino ha cumplido, superando todas las trampas, las mismas que han hecho la vida imposible a los tres Peugeot 3008 DKR que han copado el podio. Las mismas que han dejado fuera a hombres como Nasser Al-Attiyah, Carlos Sainz o el ganador del Dakar 2016, el 2008 DKR16 en manos de Khalid Al-Qassimi, el cual se retiraba tras un problema mecánico grave sufrido ayer.
Lo que en un principio parecía un desvencijado proyecto al que se le había dado una mano de pintura y se le había instalado un bloque 100% norteamericano, se ha convertido en una solución fiable, capaz de ser uno de los 53 equipos que han terminado la carrera dentro de la categoría de coches y finalizando en una más que honorable 36ª plaza, justo por detrás de nuestro Isidre Esteve.
El coche del pueblo (en este caso con un rabioso V8 de Camaro bajo el capot) se las había apañado para completar los más de 8.000 kilómetros que finalmente ha tenido la edición del Dakar 2017. Un fierro bien cordobés, construido y pilotado por cordobeses que ha despertado la curiosidad de propios y extraños y que ha llevado el nombre del Rastrojero por todo el mundo.
Posiblemente sea uno de los coches que recordaremos dentro de unos años, tal y como ya hemos hecho durante estas dos últimas semanas con otros proyectos que en su día parecieron locuras o rarezas y que finalmente perduraron en la memoria de todos los aficionados que siguen cada año las aventuras del Dakar. ¿Qué nos deparará la edición de 2018? Sólo el tiempo lo dirá…