Soy de los que piensan que una vez puesto el casco no existen géneros y es hora de juzgar o valorar un piloto por su rendimiento contra el cronometro o sus rivales. Es habitual ver copilotos impresionables sentarse en el asiento del miedo y dar un recital que hasta un cantante de ópera firmaría. En este tipo de casos tampoco hay exclusiva dependiendo del sexo del sufridor y buena muestra de ello es la más guapa de nuestro vecinos galos, la Miss Francia 2015.
Si ya te despierta un escalofrío la aceleración de un World Rally Car, imaginaros la de un Supercar del Campeonato del Mundo de RallyCross, capaz de hacer el 0 a 100 km/h en apenas dos segundos. Camille Cerf aguanta estoicamente los zarandeos de un coche que ronda los 600 CV de potencia y que en manos del piloto oficial de Peugeot Sport, Davy Jeanney, se mueve por la pista como si de una danza se tratara. La mirada y expresión de ilusión, sorpresa y curiosidad muestra que no todas las féminas se dedican a gritar y patalear como muchos piensan, ellas también saben disfrutar como cualquier varón.