Las TCR International Series que debutan este fin de semana en Sepang con 17 coches en parrilla han conseguido, de aquella manera, involucrar a cinco marcas de inicio. SEAT, con los León Cup Racer que ya debutaron la temporada pasada, tiene la opción más lógica para cualquier privado, pero ahí están los proyectos ex profeso de Ford con Onyx y Honda con JAS, más los Opel del VLN en manos de Campos Racing y el apaño de última hora de Audi con Engstler.
Sin embargo el TCR es un concepto inspirado claramente en los GT3 impulsados por Stéphane Ratel desde 2006. En nueve años, casi cuarenta modelos han sido homologados para ese reglamento y sólo en su primera temporada ya se pudo ver a ocho marcas distintas representadas en el Europeo de GT3. Parece claro por lo tanto que los hombres de Marcello Lotti deben aspirar a mucho más.
La vía abierta por Engstler parece inteligente desde un punto de vista de costes y economías de escala. El equipo alemán necesitaba correr con un coche alemán a petición de su patrocinador, Liqui Moly. Empiezan la temporada con los Audi TT coperos, que no dejan de ser SEAT recarrozados… y terminarán corriendo con Volkswagen Golf, en un principio hechos en casa y ahora parece que con implicación de la matriz, pero igualmente con orígenes en Martorell.
Así, por arte de magia o milagro sacado del Nuevo Testamento, tenemos tres coches de donde antes sólo había uno. Y al loro que aún se lía la manta a la cabeza Skoda (León Cup Racer Evo IV) o Audi con un S3 (León Cup Racer Evo V), más cercano al espíritu TCR que el TT. Al menos es lo que ha publicado la revista belga Turbo esta semana.
De todos modos, el truco de los SEAT recarrozados tiene un límite y el TCR necesita de más marcas para triunfar, especialmente en lo que respecta a los certámenes nacionales que pretende establecer desde esta misma temporada. Por ejemplo la categoría TCR dentro del CITE italiano permitirá que veamos esta misma temporada un Alfa Romeo Giulietta TCR desarrollado por la Scuderia Giudici. El motor no llega a los dos litros, lo cual podrá ser compensado gracias a la Balance of Performance, pero lo más interesante es ver a pilotos como Nicola Larini y Alessandro Nannini involucrado. ¿Será este el regreso de Alfa al automovilismo internacional?
En todo caso sí es una vía abierta para el crecimiento del número de marcas involucradas. Si se crean certámenes nacionales en América y Asia, habrá que homologar modelos locales, tal y como ha ocurrido en el Chino de Turismos (CTCC), aunque sea con la colaboración de expertos europeos. Veremos si la expansión es tan rápida como la protagonizada por los GT3…
