La última dejó un regusto amargo. Citroën cerraba el pasado fin de semana su paso por el Mundial de Turismos para centrarse en una nueva etapa en el WRC, quien sabe si como equipo dominador en el puesto que ha ocupado Volkswagen durante los cuatro últimos años. A pesar de la victoria de Mehdi Bennani en la última carrera con C-Elysée TC1 de SLR, estaba claro que la firma de los dos chevrones estaba algo defraudada por no poder conseguir uno de los triunfos con alguno de los coches oficiales.
En el caso de Yvan Muller, el estar luchando por la pole hasta el último momento en su despedida de los circuitos del WTCC tras una larga carrera de éxitos (tetracampéon Mundial) y a sus 47 años, dicen mucho de la calidad del alsaciano. Las imágenes de su adiós me han recordado en parte a las que vivimos hace un año en este mismo lugar, con Sébastien Loeb >despidiéndose entre lágrimas de su querido equipo Citroën mientras que mecánicos, técnicos y demás miembros le regalaban una bonita ovación cerrada.
Pechito López en cambio, mostraba una cara muy distinta. Su inicio con DS Virgin en la Fórmula E no ha sido el ideal, y este mes de parón propiciado por la caída de Tailandia parecían haber profundizado en la frustración del argentino. Con tres títulos consecutivos bajo el brazo, López se ha mostrado muy profesional hasta el último momento, pidiéndole al equipo un coche más efectivo en Losail que le permitiera luchar por alguno de los triunfos que finalmente no llegaron.
