Si el Circuit de Barcelona-Catalunya es famoso por algo, además de por producir pocas carreras entretenidas, es por ser un excelente circuito de pruebas. Sus curvas de alta velocidad, en apoyo, con largas rectas y zonas más lentas ponen a prueba los coches como prácticamente ningún otro lugar. Además, las temperaturas del trazado cercano a Barcelona son suficientemente buenas durante el año como para probar en invierno.
Por ejemplo, en 2016 toda la pretemporada se ha llevado a cabo en ocho días de pruebas, todos ellos en el Circuit de Barcelona-Catalunya. Puede que sea por ello que las carreras son menos interesantes aquí que en otros lugares. Los pilotos y equipos conocen el circuito hasta el más mínimo detalle y las carreras tienen menos espacio para la improvisación. Son carreras de laboratorio, en cierta forma.
No siempre fue así y hubo años en los que la Fórmula 1 no llegó a pisar Barcelona, como cuando Pirelli pidió probar en Bahréin -acabó siendo un error-. Pero desde su llegada a la categoría reina en 1991, el entonces conocido como Circuit de Catalunya ha sido un lugar popular para las pruebas. Con los años ha visto auténticas historias como ese Honda RA099 con Jos Verstappen al volante o el test de Nigel Mansell con un Jordan en 1996. ¡Un fantástico lugar para probar!