El Gran Premio de Austria de 1975 trajo una de las situaciones más curiosas de la historia de la Fórmula 1. El entonces piloto de March, Vittorio Brambilla, ganó un gran premio con lluvia torrencial interrumpida tras una hora de carrera. El italiano cruzó la línea de meta con los dos brazos en alto, viendo la bandera de cuadros y sabiendo que obtenía así su primera victoria en la Fórmula 1… y perdió el control de su coche, impactando contra las barreras.
Afortunadamente, sobre pista mojada y cruzando la línea de meta, Brambilla no iba a alta velocidad y no hubo que lamentar daños humanos. Tanto fue así que el coche no llegó a romper ninguna parte vital y a pesar del visible golpe en el alerón delantero, el piloto pudo volver a boxs tras la vuelta de honor. En las fotos de la época, se puede apreciar como incluso tras el golpe, Brambilla sonríe debajo del casco. ¡Menuda sonrisa debía tener ese día como para que se le viera desde fuera y con el casco puesto!
Desafortunadamente, Mark Donohue moriría pocos días después tras un accidente sufrido durante la última sesión de entrenamientos para la carrera. Pero eso no nos quita uno de los momentos más cándidos de la historia de la categoría reina, donde la ilusión por una victoria fue tan grande que llegó incluso a hacerle olvidar al ganador que estaba a bordo de un monoplaza de carreras durante unos instantes. Un verdadero clásico.