Reconozco que después de haberme montado en un WRC este verano prometí no volverme a reír de con copilotos histéricos porque no es hasta que te sientas en un coche de primer nivel y ves las velocidades y la sensación que se experimenta cuando realmente te das cuenta de lo que se vive dentro del habitáculo de un coche de competición. Sin embargo, al ver a la sufrida copiloto de hoy no he podido evitar esbozar más de una sonrisa.
Los V8 Supercars se han ganado el derecho propio de tener un hueco entre los turismos más rápidos y brutales del planeta. Sólo hay que ver la cara de esta mujer en cuanto Jesse Dixon apisona el pedal del acelerador desbocando toda la potencia del gigantesco bloque 5 litros. Los gritos de la aficionada tapan incluso el bramido del propulsor y cuando ésta se cansa de atormentar los oídos del piloto australiano, sus ojos, casi saliéndose de las orbitas, hablan por sí solos. La sensación de alivio cuando termina la vuelta y el “oh shit!” son el perfecto final para el vídeo y para asegurarnos de que seguía consciente la susodicha.