El Trofeo Andros celebraba el pasado fin de semana su treinta aniversario realizando una gran fiesta en uno de los enclaves más importantes para el deporte galo. El Stade de France no solo se vestía de gala para acoger la cita extraordinaria de una temporada 2018-19 que ya tenía campeón desde hace semanas, con Jean-Baptiste Dubourg alzándose con su cuarto título. También lo hacía para ver a dos de sus estrellas del WRC, los ganadores de los últimos 15 títulos del Campeonato del Mundo de Rallyes y, de paso, rendirles homenaje.
De esa forma no fue de extrañar que en Seine-Saint-Denis se dieran cita el pasado sábado 9 de febrero hasta 35.000 personas que llenaron las gradas de un estadio que está acostumbrado a bailar al son de la música de los principales artistas internacionales y que además cuenta las gestas de las selecciones nacionales de rugby y fútbol. Y allí los eléctricos volvieron a imponerse frente a los modelos de combustión interna, en este caso con una final Elite Pro que fue dominada por la familia Panis, siendo Aurélien y Olivier con el Plastic’Up, los que se imponían tras salir desde la pole position a Sébastien Loeb y Franck Lagorce, segundos en ambas carreras. Jean-Baptiste y Andréa Dubourg serían terceros con el Renault Captur, primer modelo de gasolina clasificado, mientras que Dorian Boccolacci le ganaba la partida a Andreas Bakkerud.
El espectáculo no solo estuvo en las gradas, sino que el simple recorrido oval que había preparado la organización se convirtió en toda una carnicería debido a la gran cantidad de baches presentes en la trazada, algo que obligaba a los competidores a ir esquivando incluso en las rectas y que nos dejó en todo un reguero de trozos de coche en el Énedis Électrique en el que participaron nombres tan destacados como Franck Montagny, Yann Ehrlacher (sobrino del especialista Yvan Muller) y el piloto de Rebellion en el WEC, Thomas Laurent.
Aunque no compitió, Sebastien Ogier finalmente cumplió y estuvo presente con el Citroën C3 WRC sobre el hielo de la pista creada específicamente en el Stade de France. El seis veces Campeón del Mundo de Rallyes realizó una exhibición al volante de su nueva montura, recordando a lo sucedido en 2007, edición en la que Sébastien Loeb hizo lo propio al volante del Citroën C4 WRC que debutaba ese mismo año. Parece que la firma de los dos chevrones ha recuperado algunas tradiciones del pasado.