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A subasta un trozo de historia del automóvil: el Porsche Type 64 con el que comenzó todo

Un coche único, literal. Porsche celebraba el año pasado sus 70 años de vida con toda una demostración de sus vehículos de producción y de competición con los que ha agrandado su historia. Sin embargo, entre los asistentes que faltaban a la reunión de Goodwood o a la del Rennsport en Laguna Seca faltaba uno de los primeros Porsche de carreras que se crearon en el Siglo XX, un coche que incluso nació antes de que la fundación oficial de la firma germana después de la Segunda Guerra Mundial.

El Porsche Type 64 de 1939 nació de la idea de Ferdinand Porsche y Volkswagen de competir con tres unidades de este coche en la carrera de los 1.500 kilómetros entre Berlín y Roma en septiembre de 1939. Era la oportunidad perfecta para mostrar internacionalmente la ingeniería germana, así como el KdF-Wagen, ahora más conocido como el antecesor del Volkswagen Beetle, pretendía darse a conocer como ese Coche del Pueblo que había gestado la maquinaria del nacionalsocialismo para contentar a la nación ante la escasez de comida.

Ferdinand tuvo la responsabilidad de hacer un vehículo rápido y fiable partiendo del mismo tren motriz que el KdF-Wagen con un aumento de potencia del motor de cuatro cilindros refrigerado por aire que lo elevaba hasta los 32 CV. El ingeniero germano hizo lo que pudo con la suspensión del Volkswagen Type 1 y aplicó todos sus conocimientos sobre aerodinámica para reducir al máximo el drag, incluso llegando a carenar las cuatro ruedas. Los coches, que fueron construidos en Reutter Works, justo en frente de la calle de Zuffenhausen, tenían una carrocería remachada de planchas amartilladas de aluminio, similar a la de los aviones empleados para la guerra que finalmente estalló y paró el debut en competición de estos vehículos.

El encargo se rompió y Volkswagen únicamente adquirió una de las unidades, mientras que Ferry, hijo de Ferdinand, se propuso terminar las otras dos como coches de desarrollo de cara a lo que finalmente sería el inicio de todo, el Porsche 356. Una de ellas fue utilizado como automóvil personal de la familia, precisamente la única unidad superviviente que ahora pasa a ser subastada en el prestigioso evento de la casa RM Sotheby’s en Monterey, California. Las otras dos construidas fueron dañadas, una en un accidente que involucró al director gerente de Volkswagen y otra aparentemente destruida por las tropas estadounidenses.

Tras pasar por las manos de Ferry y ser restaurado por Battista Pinin Farina, este Type64 fue vendido a un piloto austríaco, Otto Mathé. el cual lo conservó hasta 1995, año de su fallecimiento. Dos años más tarde se vendería al actual propietario, el historiador Dr. Thomas Gruber, que busca deshacerse por un precio que en teoría estará por encima de los 20 millones de dólares.

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Iván Fernández

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