No suelen estar muy dispuestos los fabricantes a poner en pista cara a cara sus vehículos de calle y sus versiones de competición. Acura siempre ha sido un caso especial, y después de su aperturismo fuera de las fronteras de Norteamérica con proyectos como el que vimos en las 24 Horas de Spa-Francorchamps 2018, o la participación de Jenson Button y su equipo con el Honda NSX GT3 en las Blancpain GT Series, ahora se han decidido a mostrarnos algunos de los secretos de la versión Evo, cara a cara frente a su superdeportivo de serie.
En este caso, con la colaboración de Trent Hindman, piloto de Meyer Shank Racing (actualmente líder del IMSA GT Daytona en la clasificación general), podemos comparar el rendimiento de ambas versiones sobre el asfalto del Circuito de Mid-Ohio, tanto en aceleración pura, braking test o el tiempo por vuelta. ¿El propósito? Además de establecer las sinergias entre ambos coches, demostrar que el NSX de calle puede ser un coche ultra-competitivo y efectivo en una pista.
Acura apunta a que entre ambas variantes se comparte más del 80% de las partes subyacentes, aunque obviamente hay grandes diferencias, como la utilización masiva en el coche de carreras de la fibra de carbono en lugar de los paneles de aluminio y composites. Si el motor V6 de 3.5 litros biturbo recibe ligeras modificaciones, obviamente el GT3 no cuenta ni con el sistema híbrido con tres motores del de producción y tampoco con tracción en el eje delantero, mientras que el de serie sigue siendo el único superdeportivo que usa motores eléctricos para mejorar cada elemento del rendimiento dinámico: aceleración, frenado y curvas. No solo es una demostración de lo rápido que puede ser el NSX híbrido, sino también demuestra lo caprichoso que es la competición y su relación con lo que vemos en la calle.