Una absoluta desolación. Cuando el Mundial de Rallyes se desplace la próxima semana a Croacia para disputar la cuarta fecha del calendario 2023, prácticamente nadie podrá quitarse de su recuerdo la sonrisa de Craig Breen. El irlandés ha perdido la vida este jueves 13 de abril mientras hacia lo que más le apasionaba en el mundo, pilotar un coche de rallyes y esta temprana marcha promete haber dejado uno huella imborrable no sólo en sus seres más allegados y compañeros, sino que también se convierte inmediatamente en una de las jornadas más trágicas para un WRC que hacía tiempo que había olvidado la fatalidad.
Y es que el aumento de la seguridad en el Campeonato del Mundo ha sido uno de los grandes objetivos a perseguir. Si bien todos recordamos la edición 2017 del Rally de Monte-Carlo, hay que remontarse a la primera década del Siglo XXI para encontrarnos a los dos últimos competidores del WRC que han fallecido en un accidente en competición, el primero de ellos Michael Park, copiloto de Markko Märtin en el Rally de Gran Bretaña de 2005 y el segundo de ellos, el también copiloto, Jörg Bastuck (en el RallyRACC de Catalunya 2006 estaba a la derecha de Aaron Burkart), que murió por un accidente en un enlace después de ser atropellado por el coche de Barry Clark.
Años más tarde, concretamente en 2012 y en el marco del Campeonato de Europa de Rallyes, se produjo el accidente que a buen seguro marcó la vida de Breen. Gareth Roberts, también conocido como Jaffa, fue su copiloto en sus primeros años con grandes éxitos. La pareja británico-irlandesa estaba disfrutando de victorias y títulos, así como de unos primeros pasos en el panorama internacional que apuntaban a su llegada rápidamente a alguno de los equipos oficiales presentes en el WRC.
Aquel rally Targa Florio lo truncó todo, cobrándose la vida de Roberts en un impacto contra un guardarraíl, mientras que Breen tuvo que recomponerse anímicamente para volver a sentarse en un coche de rallyes y alzarse con el título del SWRC, el cual dedicó al que fuera su copiloto entre lágrimas. La cruda casualidad nos ha llevado una década después a ver un final terrible también en el caso de Breen, el cual nos deja en el recuerdo la imagen de ese piloto sonriente, afable y extrovertido frente al micrófono, capaz de ir rápido en terrenos que no todos disfrutaban, como era el ejemplo de sus actuaciones en Suecia o en Finlandia.
Los deslumbrantes inicios en Irlanda y en Europa:
Ha pasado mucho tiempo desde la primera vez que escuché hablar de Breen. Hijo del campeón nacional irlandés Ray Breen, sus primeros pasos en su país natal peleando con un S2000 en las siempre delicadas carreteras norteñas, todo ello frente a pilotos con mucha más experiencia y títulos a sus espaldas, me llevó a que no me sorprendiera demasiado cuando comenzó también a destacar fuera de las fronteras de la isla.
Primero fue la Copa Monomarca con los Ford Fiesta ST, después la WRC Academy y tras ello el intento fallido con Peugeot en el IRC/ERC y el título del SWRC en un momento en el que la categoría también había encontrado un buen equilibrio en la competición entre pilotos jóvenes con un talento increíble como era el caso de Ott Tänak, como pilotos mucho más contrastados como era el caso de Xevi Pons o Juho Hänninen.
La velocidad de Breen era evidente y muchos seguro que hubieran pronosticado esa posible progresión y ascenso de Craig sólo viendo esos resúmenes del nacional irish a través de MotorsTV. Sus caminos se unieron a los de Paul Nagle, con el que prácticamente compartió gran parte de su carrera (al alimón con Scott Martin, el cual era copiloto de Barry Clark en aquel fatídico Catalunya de 2006) después del fallecimiento de ‘Jaffa’, pero curiosamente, la separación finalmente se produjo en el pasado RallyRACC 2022, cuando el copiloto decidió retirarse de la competición en activo, seguramente cuando nadie pensaba que la historia de Breen en los rallyes también se iba a cortar de una forma tan abrupta apenas unos meses más tarde.
El gran salto al Mundial con Abu Dhabi y Citroën:
Tras el título del SWRC y a la espera de una oportunidad en el Mundial de Rallyes, Peugeot y Saintéloc abrazaron la llegada de un Breen al que se le resistió el título continental durante tres años, pero al que su evolución finalmente le daría una oportunidad con el Abu Dhabi World Rally Team y el DS3 WRC en aquel año sabático que se tomó Citroën para preparar el C3 WRC de 2017. Su podio en Finlandia bien le sirvió para continuar en el regreso de la firma de los dos chevrones, de nuevo con un programa parcial.
Cuando llegó la oportunidad en 2018, los dos podios conseguidos en las 12 pruebas disputadas no fueron suficientes como para reclamar su protagonismo en el momento que Citroën decidió quemar todas las naves y fichar a Sébastien Ogier y Esapekka Lappi para la campaña de 2019. De golpe se vio de nuevo en la casilla de salida, obligado a competir en pruebas nacionales al volante de un R5 (ganó Ypres y San Remo) y peleando por mantenerse activo a la espera de una puerta abierta que llegaría de nuevo ese mismo año, primero con una llamada de Hyundai para correr en Finlandia y Gales y después con su doble programa en 2020 en el ERC y su pequeña presencia en el WRC de la pandemia pilotando el Hyundai i20 Coupé WRC en las pruebas que menos se adaptaban a Dani Sordo, Suecia y Estonia.
Eran rivales por un asiento, por un programa completo, pero aun así tenían una relación muy cordial, la cual se demostraba esta tarde ante las palabras de cariño que le dedicaba Sordo en sus redes sociales a Breen tras enterarse de la noticia, a buen seguro todavía con el corazón encogido: “Que alguien me despierte de esta pesadilla… No puedo creer la llamada de hace unas horas… diciendo que nos dejas para siempre… Estoy en Alemania para mañana poner a punto tu coche de Croacia!! No es posible! Vaya palo! Descansa en paz Craig, AMIGO!! Se te quiere mucho y lo sabes!”.
Un segundo puesto en Estonia 2020 lo volvió a consolidar como ese piloto que se complementaba a la perfección con el cántabro. Volvía a estar subido a un World Rally Car oficial, compitiendo en las pruebas que más se adaptaban a su estilo de conducción y con ganas de reivindicarse. Lo estuvo haciendo todo el año. Cada buen resultado en un tramo, Breen llegaba a meta y aprovechaba los micrófonos para reclamar un programa completo en el Mundial de Rallyes. Lo consiguió, en parte con actuaciones tan deslumbrantes como el cuarto en el Arctic Lapland y los podios en Estonia, Ypres y Finlandia.
De pareja ideal a sueños rotos con M-Sport:
M-Sport estaba buscando un jefe de filas para el Ford Puma Rally1 y eligió el regreso del irlandés como forma de cerrar el círculo. Lamentablemente, nunca llegó a funcionar. La temporada 2022 de Breen fue demoledora, llevándole incluso a perder la confianza en sí mismo y también la del equipo, el cual incluso le llevó a aconsejar que tal vez necesitaba rodearse de otras opiniones cercanas para recuperar su forma competitiva.
Una vez más se vería obligado a dar un paso atrás, el contrato con Ford duró sólo un año (podios en Monte-Carlo y Cerdeña, lejos de los resultados exigidos para un primer espada) de los dos inicialmente previstos, regresó a Hyundai con un programa parcial y complementándose con Dani Sordo. Lo aceptó y se volvió a levantar, algo que demostró el pasado mes de febrero con ese espectacular podio en Suecia, marcado finalmente por esas órdenes de equipo que en principio estaban llamadas a favorecer a Thierry Neuville y que finalmente el belga volvió a desperdiciar.
Craig Breen, el piloto que nunca se rindió:
Y es aquí cuando llegamos de nuevo al punto inicial. A ese doloroso momento en el que tenemos que recordar por qué estamos haciendo este repaso a la carrera de Craig Breen cuando a sus 33 años parecía estar lejos de retirarse. Nueve podios y 34 scratchs en el WRC, esos son dos de los guarismos que reflejan más bien poco de su talento como piloto, su pasión por los rallyes (siempre que ha podido se ha sentado en un clásico, da igual la época, Grupo B, Grupo A o WRC de primera generación) y su talla como persona.
Hay noticias que nunca quieres escribir y la de hoy ha sido una de ellas. Me quedaré para siempre con el recuerdo de esa sonrisa de Breen. Esa cara de niño que me transporta a esos resúmenes del Nacional Irlandés en los que Craig sentaba cátedra con su S2000 en lo que parecía un imposible frente a pilotos que le sacaban veinte años y en unas carreteras anegadas por las lluvias y en las que el alquitrán apenas asomaba entre las estrecheces de las vías y el césped que asomaba en el centro de la ruta, abriéndose paso en el asfalto.
Craig, estas palabras que te escribo hoy estaban reservadas para el día de tu primera victoria absoluta en el WRC, el día en el que esa historia de superación, del piloto que se levantó una y otra vez de cada uno de los golpes, iba a tener un capítulo redondo. Empezaste una y otra vez y nunca te rendiste. Hoy, al igual que esos libros que amas, lamentablemente tengo que escribir que el final llegó demasiado pronto. Hasta la vista Breen.