El pasado mes de noviembre, desde Alfa Romeo anunciaron su intención de unirse al WEC a partir de 2025, pero ahora a Jean-Philippe Imparato, CEO del fabricante italiano, le parece complicado debido a la inversión que se requiere para construir un prototipo según las reglas de la clase Hypercar, alrededor de unos 250 millones de euros. En primera instancia, los planes de Imparato contemplaban un regreso a la resistencia como proveedor del equipo Glickenhaus, sin embargo tales conversaciones no avanzaron.
Alfa Romeo concluyó su relación con la Fórmula 1 al dejar de patrocinar a la escudería Sauber, así que su presupuesto destinado al deporte motor podría permitirse financiar su presencia en alguna categoría de resistencia. El problema está en que en el WEC también están presentes Peugeot y Ferrari, que están relacionados con el Grupo Stellantis, así que no tendría mucho sentido introducir otra marca en la clase de prototipos, más allá de apostar por la nostalgia para elevar las ventas comerciales, tal como lo ha hecho con el reciente lanzamiento del Alfa Romeo 33 Stradale, que intenta traer de regreso el legado que dejó el primer modelo desarrollado por Autodelta a finales de la década de 1960.
Alfa Romeo participó con éxito en las 24 Horas de Le Mans desde 1931 hasta 1934 ganando esas ediciones con el 8C. Décadas después intentó reeditar tal hazaña con el recordado T33/2 pero no lo lograron, aunque fueron competitivos, tanto que ganaron el Campeonato Mundial de Marcas en 1975 y el Campeonato Mundial de Coches Deportivos en 1977 con el Alfa Romeo 33SC12, en lo que fue un arrase absoluto de Autodelta. Pero de aquellos días gloriosos sobrevive el nombre de la empresa y el deseo de volver a brillar en las carreras, nada más, puesto que colocar 250 millones de euros para iniciar un programa de resistencia es para pensarlo.
Vía Motorsportweek